Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los países con mejor educación financiera tienen una economía más sólida y sus ciudadanos tienen un nivel de vida más alto.
La educación financiera es un pilar fundamental para la formación de los más jóvenes. Las decisiones económicas impactan cada vez más en nuestras vidas y las herramientas para tomar decisiones informadas y responsables son clave para el futuro personal y profesional de las nuevas generaciones. Algunas de las decisiones a las que todos, alguna vez, nos enfrentamos son si ¿conviene comprar o alquilar?; ¿en qué se puede invertir? ¿cómo generar ingresos?; entre otras y acá la educación financiera se vuelve imprescindible.
“La capacidad de tomar decisiones informadas sobre finanzas y proteger los derechos financieros es crucial para el bienestar individual y social. No obstante, en muchos países, la educación financiera frecuentemente no comienza hasta la edad adulta, si es que se inicia. En cambio, en países como Australia, Dinamarca, Reino Unido y Singapur, la formación financiera es parte integral del currículo escolar desde la primaria, donde los niños aprenden conceptos básicos como el ahorro, el gasto, la inversión y la gestión de riesgos”, comentó Gonzalo Abalsamo, cofundador y CEO de Simplestate.
La educación financiera comprende los conocimientos, comportamientos y actitudes que una persona adopta para administrar sus recursos económicos, con el objetivo de alcanzar metas personales y construir una salud económica sólida a corto, mediano y largo plazo.
Es por ello que Simple State, plataforma líder en micro inversiones inmobiliarias en América Latina propone 5 acciones para impulsar la educación financiera de niñas y niños:
1.- Incluir la educación financiera en el hogar: Utilizar recursos lúdicos como juegos y libros puede ser muy efectivo. Por ejemplo, la app móvil «Sésamo: Sueña, Ahorra, Alcanza» está diseñada para niños de 2 a 7 años y utiliza videos. Hay libros como “Silver” un cuento de Gabriela Totaro destinado a los más chicos para ayudarlos a construir una relación saludable con el dinero desde la temprana infancia. Además, se pueden incluir juegos de mesa como ser Monopoly o Cashflow 101, el juego creado por el reconocido autor del bestseller de finanzas personales “Padre rico, padre pobre” y de “El cuadrante del flujo del dinero” y que es un simulador de la vida económica útil para mejorar la inteligencia financiera.
2.- Promover el ahorro: Iniciar con una alcancía o abrir una cuenta de ahorros real puede ser muy motivador. Desde los 3 años, los niños comienzan a reconocer las monedas y comprenden su valor de intercambio. Enseñarles a ahorrar una parte de su dinero recibido, llevar registro de sus ahorros y establecer metas y prioridades financieras son prácticas fundamentales.
3.- Dar la oportunidad de tomar decisiones financieras: Es importante que las niñas y niños puedan elegir cómo gastar su dinero y ahorros. Mientras que los más grandes pueden participar en la elaboración del presupuesto familiar.
4.- Ser un buen ejemplo: Las infancias aprenden observando a sus familias. Es importante que los adultos muestren un comportamiento financiero sano para que sus hijos lo imiten.
5.- Proponer cursos en el círculo escolar: Las escuelas juegan un papel vital, pueden ofrecer talleres sobre conceptos financieros básicos u organizar bancos escolares y clubes de ahorro donde los estudiantes puedan gestionar pequeñas cantidades de dinero para cumplir objetivos grupales o comunitarios.
Según palabras de Abalsamo: “Es muy importante tener un buen nivel de educación financiera ya que permite decidir correctamente sobre el manejo del dinero y así acceder a mejores oportunidades de inclusión”.
Para leer más notas de Educación