La familia actual
Por Lic. Constanza Bonelli
Familias homo y monoparentales
En la actualidad existen nuevas formas de parentalidad distintas del modelo tradicional, es decir, además de la hetero parentalidad, formada con padres de distinto sexo, encontramos la homo y la monoparentalidad. Son aquellas familias con padres del mismo sexo en el primer caso, y con un sólo padre o madre en el segundo. Ambos modos tienen hoy la posibilidad legal de adoptar o de llegar a la paternidad por medio de otros métodos como la fertilización asistida, mediante donación de óvulos o espermatozoides. Técnica utilizada también por parejas heterosexuales que no pueden acceder a la paternidad de manera natural.
Estos nuevos tipos de familias pueden en un principio haber sido tradicionales y luego haberse convertido en mono u homoparentales una vez que ya hayan tenido hijos. En cuanto al modelo homoparental gozan hoy, además, de la posibilidad de la unión legal.
Familias elegidas
A estas nuevas variedades hay que agregar lo que se conoce como “familias elegidas”, una modalidad que se incrementó notablemente durante la pandemia. Se refiere a aquellas uniones familiares entre amigos, sea para convivir y compartir gastos como para tener hijos en común. En estas conformaciones los amigos tienen un protagonismo y un rol vertebral
en la crianza de los hijos, en las tareas cotidianas y en la concepción sin que eso implique una relación amorosa entre ellos.
Los amigos son los que posibilitan la salida de la endogamia y son pilares en la construcción de la identidad. Cumplen una función de sostén y aporte afectivo, en ocasiones, mejor que el recibido en la familia de orígen. De allí la importancia que tiene para todo individuo la creación de buenos vínculos amistosos. Y por este motivo surge este nuevo modelo familiar, tan válido como cualquier otro.
Cuando se decide concebir un hijo en este tipo de familia, como el vínculo de la amistad es tan valioso, aporta un plus saludable a esta importante decisión. La amistad implica una unión especial con características de horizontalidad que supone un refugio ante vínculos verticales como el que se tiene con los padres. Esto, a nivel estructural del complejo de Edipo, habilita un tipo de relación que no corre riesgos de sometimiento o desamparo con fantasías de abandono. Por ello se trata de un vínculo tan confortable y respetado.
Nos enfrentamos a un cambio en la civilización en el cual la familia ya no es igual a lo que era años atrás. Esta modificación merece un análisis desde lo cultural, lo social, desde el ámbito político y desde lo académico, sobre todo por las teorías que atañen al individuo en su conjunto.
Desde el psicoanálisis
Es pertinente plantear qué sucede en el contexto intersubjetivo que constituye al sujeto como tal, y analizar lo que pudiera acontecer en las vivencias de aquellos niños que formen parte de una de estas clases de familias. Es importante tener en cuenta en qué consiste una familia y cuáles son las necesidades básicas que no pueden dejar de satisfacerse para que un niño sea suficientemente sano.
Sabemos que la constitución adecuada del psiquismo del sujeto está habilitada por el atravesamiento del complejo de edipo y la prohibición del incesto, que asegura el pasaje de la endogamia a la exogamia, garantizando una adecuada supervivencia de la especie en una apropiada convivencia en sociedad. Esta formulación parte de un modelo heteroparental, por lo cual es necesario observar si esta situación se dá de un modo similar respetando las funciones del edipo más allá de las características particulares de la conformación familiar, o si será necesario construir nuevas teorizaciones que den cuenta de lo que sucede en estos nuevos modelos familiares.
La posibilidad de constituirse realizando una elección de objeto homesexual o de elegir formar una familia monoparental estaría presente en igual medida en los distintos tipos de familias, sin que las elecciones de los padres sean condicionantes para la de los hijos, si es que las cosas se han dado de un modo adecuado, sea cumpliendo las funciones maternas y paternas que posibilitan el edipo o mediante nuevas ideas que habrá que teorizar para estas familias.
Es importante reconocer y aceptar las diferencias. Estos nuevos modelos tendrán sus particularidades, y los hijos deberán convivir con la singularidad propia de la familia a la cual pertenezcan. Todo hijo llevará sobre sí la historia consciente e inconsciente de sus padres y deberá construir desde allí su propia identidad. Constituirse como sujeto es una tarea ardua que merece una adecuada conjunción de una multiplicidad de factores. Y ésto es así también para los hijos de familias tradicionales.
Deseo de hijo
Los hijos adoptados presentan características particulares que los diferencia de los hijos naturales pero que de ningún modo desmerecen los beneficios de la adopción. Algo similar sucede con los hijos de familias que difieren de lo tradicional. Cada familia representará una unidad única que, respondiendo a un funcionamiento suficientemente sano, creará un ambiente propicio para el desarrollo de los hijos que las conformen.
En todos los casos es relevante el “deseo de hijo” que los padres de los distintos modelos posean. Ésto es fundamental para que pueda desplegarse un adecuado entramado histórico en la intersubjetividad que permitirá la formación de un sujeto sano, estableciendo las bases de lo que será su identidad. Los hijos se conforman en el vínculo con los padres, o con quienes cumplen su función.
Cambio de paradigma
Nos encontramos frente a un cambio de paradigma en relación a la parentalidad, a la unión familiar, a las novedosas técnicas de fertilización que la medicina desarrolló, a la adopción y a las nuevas maneras de vivir el amor. Por ello es necesario aceptar y adaptarse al cambio, encontrando el modo de entenderlo, analizarlo y teorizar la situación.
Lic. en psicología Constanza Bonelli Mat.nº: 31906 U.B.A.
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