Por Lic. Constanza Bonelli
El amor es una construcción social que no es ajena al sistema en el que nace y se desarrolla. El contexto cultural determina las formas de amar. En la cultura occidental patriarcal, el régimen de socialización está definido, principalmente, por la heteronormatividad. Este concepto sostiene a la heterosexualidad como modo preferido para la orientación sexual, asumiendo el binarismo de género, hombre y mujer, como identidades que se apoyan en lo biológico y diferencian los roles que cada género debe actuar.
En este régimen se esconde una estructura de poder y violencia especialmente dañina para las personas identificadas como mujeres, que quedan por debajo del hombre, quien encarna el lugar de una supuesta superioridad. Esto se transforma en el mito sobre el que se sostiene el concepto del amor. Todo mito es una historia ficticia que encarna algún aspecto universal de la condición humana y que prolifera imaginarios acerca del amor que consideramos válidos e incuestionables, y que asumimos al desarrollar nuestra sexualidad.
Sin embargo, observamos que, a través de la historia, los pilares sobre los que se construye el psiquismo humano atraviesan crisis que terminan cuestionando las normas preestablecidas obligando a la construcción de nuevas normativas que coincidan con las ideas de la época. Cada vez son más los que contemplan con desconfianza lo heteronormativo y promueven una nueva visión. La fuerza del feminismo empuja fuerte en esta dirección.
La sexualidad
La sexualidad es una construcción psíquica y sociocultural que va más allá de lo biológico. Es un fenómeno pluridimensional que varía según la cultura. A lo largo de la historia ha ido cambiando de manera considerable el modo en que ha sido comprendida y experimentada. Observamos épocas con sexualidades muy diferentes, que han ido y vuelto entre estilos más libres o más represivos según el momento cultural en el que se encontraran. Hubo momentos de quiebre y cambios de paradigma que provocaron grandes modificaciones culturales sobre lo sexual. La institucionalización de la Iglesia, la creación del psicoanálisis, la aparición de las enfermedades de transmisión sexual y la llegada de la era digital han sido los más importantes.
En la actualidad observamos que los más jóvenes entienden el amor “más allá del envase”, es decir, sin categorías femeninas o masculinas tan definidas. Obviamente, como todo cambio es gradual, convive con el paradigma anterior. Una nueva tendencia, aunque todavía menor, muestra adolescentes que se identifican como de género fluido, es decir, neutro, que pueden sentirse hombres o mujeres indistintamente. Reciben también el nombre de “Queer”, que significa extraño o poco usual. Se trata de un modelo sexual no binario, ni masculino ni femenino, sino neutro.
Llama la atención que en pleno movimiento femenino en contra de la cultura patriarcal, en un historia reciente de lucha por igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, la nueva generación en lugar de reforzar los roles masculino y femenino buscando la paridad, patee el tablero y proponga una mirada novedosa en la que cada uno pueda identificarse con lo femenino o lo masculino, no sólo más allá de su condición biológica sino de un modo fluido que puede variar en todo momento y frente a toda acción. Nuevo paradigma que se aleja del sistema binario que viene representando culturalmente la diferencia entre los sexos.
El Amor
También se cuestiona fuertemente lo que se entiende por “amor”. En el modelo clásico heteronormativo y patriarcal, amor y relación son lo mismo; las relaciones sólo son heterosexuales; la relación amorosa tiene como fin la familia nuclear; el amor requiere exclusividad y competencia; para amar hay que sufrir; los hombres se manejan desde un lugar de privilegio y la mujer es dependiente de él; el amor es entendido como ser la mitad del otro, sin el otro no podemos vivir; el amor todo lo puede, entonces hay que tolerar todo sin poner límites; celar es amar; el amor es algo que nos excede, nos enamoramos más allá de nuestra elección; el amor si es veraddero dura para siempre; y podríamos continuar extensamente esta lista.
Las nuevas ideas cuestionan fuertemente estos conceptos acerca del amor, buscando romper estos estereotipos y lo están logrando. Hoy no sólo encontramos nuevas identidades sexuales, también nuevos modelos para amar, relaciones abiertas, poliamorosas, homosexuales, bisexuales, pansexuales, y la lista continúa. Este cambio de paradigma lleva a la despatologización de la homosexualidad promovida por la Organización Mundial de la Salud y a la creación de nuevos tipos de amor, más libres y contemplativos de las diferencias.
Se trata de amar más allá de los márgenes antiguos dando lugar a la diversidad, no solo de identidades sexuales sino contemplando diferencias etarias, raciales, culturales, etc. Es decir, reconocer la diversidad en toda su amplitud y entender el concepto del amor más allá de cualquier límite.
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