Jaime Barceló: De Nordelta a Finlandia
Jaime Barcelo, o Jaimito como le dicen cariñosamente, es vecino de Nordelta de la primera ola de familias que se mudaron a la zona. Cuando aún estudiaba en el colegio tuvo su paso como arquero en las inferiores de Excursionistas en 2019 y hoy está jugando como arquero una temporada en un club de Finlandia.
Jaime es egresado del colegio Cardenal Pironio de Nordelta y comenzó a estudiar en la Universidad Di Tella, mientras que a la par mantenía su pasión por el fútbol. Con ese fin empezó la búsqueda de alguna oportunidad para ir a jugar en algún club de Europa.
“Tengo pasaporte europeo entonces desde que empezó el año estuve buscando contactarme con entrenadores, agencias de representación y clubes, a través de Instagram y online. Así es como fue que un día El club Keuruun Pallo o Keupa como lo llaman, de Finlandia me contactó y acordamos que me sume al equipo”
Con un contrato de 6 meses, Jaime se mudó a Keuruu un pueblito a unos 300km al Norte de Helsinki y comenzó esta aventura.
Una vez instalado en un departamento que le dieron, se realizó la presentación oficial de él como jugador del club y pudo conocer a sus compañeros. “En el club hay 3 hispanohablantes Nico Argentino y Alejandro Español, y nos hicimos amigos”. Con el resto se contacta en inglés y por suerte se maneja bien.
Dentro de su rutina reparte su tiempo entre las prácticas, el gimnasio, los partidos y continúa estudiando online su carrera universitaria en Argentina. Además se ocupa de las tareas rutinarias de quien vive solo, en este caso por primera vez. “Google traductor fue y es mi aliado para hacer las compras”, nos revela.
Finlandia y su gente
“Todo Finlandia es un país con pocos habitantes. Tiene poca población, aproximadamente unos 5 millones. El pueblo donde estoy se llama Keuruu , está a 3 horas en auto hacia el norte de Helsinki. Está rodeado de muchos Lagos y bosques. Todavía en primavera hay restos de nieve y lagos congelados” , cuenta Jaime.
“El lugar es una ciudad pequeña de unos diez mil habitantes, donde todos se conocen y permite que él se pueda mover en bicicleta para ir a entrenar al club cruzando puentes y lugares divinos. Cuando lo recibieron fue con prensa y presentación oficial como si de un jugador profesional se tratara”, detalla Marina, su madre, orgullosa del logro obtenido por su hijo.
Jaime arribó el 10 de abril y enseguida le gusto el paisaje del lugar que veía iba a alojarlo por un tiempo. “Finlandia tiene muy linda gente. Son super sonrientes, te ayudan y son serviciales. El humor depende mucho del clima también. En el verano son súper cálidos”, cuenta y además detalla que en el pueblo en donde esta vive mucha gente grande, entre 20 y 40 años hay poca gente.
“En Finlandia se habla mucho sueco, por ende las etiquetas tienen Sueco y Finladndes y al principio costaba hacer las compras, pero ya uno se va acostumbrando como todo”. En el tiempo que estuvo allá Jaime recibió la visita de sus padres y ahora de su novia de la secundaria Sol. Con ellos aprovechó para realizar un poco más de turismo y conocer más sobre aquel lugar y sus alrededores.
“Una cosa a la que cuesta acostumbrarse es a que la luz en invierno se mantiene muy pocas horas del día. Y en verano hay una luz tenue que dura muchas horas. Incluso a la hora de dormir”.
“Como curiosidades de hábitos del lugar me sorprendió que almuerzan con leche.
Otra cosa es que toman mucho café, es el país con más consumo de café per cápita, según me comentaron”.
Si bien no hay una vida muy activa para los jóvenes el trekking, los paseos al aire libre son lo más común. Dentro de las actividades para realizar hay un camping con playa, bar, pizza y ahí se reúnen los más jóvenes. Los lagos son muy limpios. Hay tachos para reciclar. Las botellas y latas se reciclan y hay espacios en los supermercados para dejarlas.
La experiencia está dando sus frutos ya que el club al que representa Jaime hoy está siendo puntero del campeonato. Si bien la aventura termina a fin de septiembre aún no se sabe cuál será su próximo paso, tal vez volver a Argentina, tal vez no. Pero bien vale cada día de los vividos para abrir horizontes y acumular nuevas experiencias.
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