Por: Jazmín Nogaró – @viajarenpalabras
Qué adrenalina la de recibir una carta y hallar a la otra persona en cada trazo, imaginando, recordando hechos y sentimientos para volcarlos al papel (o tecleando en la computadora en su defecto). Desde que soy chica elijo las palabras en su forma escrita para expresarme y encontrar en mis escritos respuestas a diferentes cuestiones.
Escribir es mi cable a tierra, como también el de muchos escritores que andan por el mundo. Escritores de la cotidianidad que no necesitan de un libro para sentirse autores; porque en definitiva, todos somos los autores de nuestras vidas y las cartas son una posibilidad de inmortalizar nuestras andanzas.
De ahí mi fanatismo por los libros epistolares, es decir, recopilaciones de cartas entre personajes, autores o personas comunes que, como yo, lo dejan todo registrado en papel. Hoy quiero recomendarles tres libros que versan sobre las palabras; es en cada palabra que se esconde la acción y la verdadera esencia de sus personajes. Algunas de las recomendaciones son ficción, pero las temáticas que tocan nos atraviesan a todos como humanos:
84, Charing Cross Road, Helen Hanff
84, Charing Cross Road es una declaración de amor; es un mimo al alma especialmente para aquellos que atesoran sus libros como refugios.
Este libro recopila cartas de Hellen Hanff con sus corresponsales de Marks & Co. del otro lado del Atlántico. Construye una relación epistolar con Frank Doel, su librero cómplice, en la que el humor se destaca como algo natural, intrínseco a sus personalidades.
Complicidad como si fueran amantes, humor como si fueran amigos desde la cuna, curiosidad de niños, gratitud como si se tratara de un milagro.
La cuestión es así: Hellen escribe guiones teatrales y busca libros de segunda mano baratos pero en buen estado -nunca de ficción. No los consigue en ninguna librería neoyorquina y luego de ver un anuncio en el diario sobre una librería situada en 84, Charing Cross Road, Londres llamada Marks & Co. envía una carta sin dudarlo. Ese arrebato llevó a más de veinte años de intercambios entre Hellen y Frank, su mujer Nora, sus hijas y el resto de los trabajadores de la librería londinense.
Las cartas se revelan como un secreto a sus lectores, haciéndonos sentir parte de esta amistad y viviendo cada uno de los éxitos diarios de Hellen como propios.
Ahora entiendo que no soy la única que entabla una relación casi personal con los libros. Si sos un amante de las letras no podes dejar de leer estas cartas.
Si te morís, te mato, Grisel Estayno y Meliga Pogorelsky
Cuántas veces leí “Querida Susi, querido Paul”, imaginándome enviando cartas por el mundo a mis amigos. Soy una fiel creyente de que la palabra, en especial de forma escrita, inmortaliza recuerdos; y quizás, por eso, es que es mi medio preferido para expresarme y entrar en contacto conmigo y con el otro.
“Si te morís, te mato” es una novela epistolar, me atrevo a decir que es la versión adolescente y argentina de la saga de Christine Nöstlinger. Ella y Renata son mejores amigas, y en último año de colegio Ella cambiará de dirección su hogar hacia España. A través de mails y chat seguirán en contacto de forma diaria y seremos testigos de una amistad que pareciera no guardar secretos.
No podía dejar de leer, el dinamismo de Estayno y Pogorelsky era único, sentía que estaba leyendo mis propios mails con amigas cuando era más chica. Qué importante es sentirse identificado en la literatura, en especial de adolescentes, porque será allí donde encontremos un aliado, incluso un consejo, como si cada carta fuese un espejo.
Marqué varias enseñanzas para poner en práctica en el presente, mensajes simples que quedan opacado por el enrosque de los adultos, entre ellas: “Confiá… y déjate mimar, que a veces hace falta, no sé por qué siempre creemos que tenemos que ser chicas superpoderosas”.
“Si te morís, te mato” explora cuestiones cotidianas que atraviesan la vida: el amor, el miedo a hablar en voz alta, el amigarse con los sentimientos y la vulnerabilidad, tanto emocional y física. De manera espontánea, divertida y profunda encontraremos en estas dos adolescentes un recordatorio para pensar menos y disfrutar más, ¡como cualquier adolescente!
Me cuesta pensar en una edad recomendada para esta lectura, bien podría leerla alguien de doce como un adulto. El punto está en que, quien lo lee, esté familiarizado con ciertas temáticas que son tratadas desde un punto súper interesante y sincero, como el amor adolescente y lo que esto conlleva: alcohol, secretos, sexo.
Larga distancia, Tali Goldman
Larga distancia la que nos separa del entendimiento.
Larga distancia por recorrer hasta ser dueños de nuestro presente.
Larga distancia hasta mirar al otro con sinceridad.
Tali Goldman retrata los vínculos de manera excepcional. Son las personas que tenemos más cerca las que se encuentran más lejos por la distorsión de los hechos y las percepciones poco empáticas. Cada cuento explora la familia, la pareja, el círculo de pertenencia con el velo del deber, relegando la esencia.