Jerusalema
Por Lic. Constanza Bonelli
Jerusalema, un hit sudafricano que que se volvió viral en plena pandemia gracias a las redes sociales, principalmente Tik Tok, con challenge propio, #JerusalemaChallenge, coreografía viral y millonaria cantidad de streamers y visitas en YouTube. Una canción que baila el mundo entero, con ritmo pegadizo y alegre, que se convirtió en un fenómeno musical no solo por sus notas y letra, sino por dar algo de esperanza y unión en este año abatido por el virus mundial.
El productor de la canción, el dj Master KG, junto a la cantante Nomcebo Zikode, eligieron uno de los 11 idiomas oficiales de Sudáfrica, el venda, por su musicalidad y por su cercanía con la religión en la que se habla esa lengua, para realizar esta canción, sin imaginar el éxito mundial que se les acercaba. Se trata de una canción con orígenes bíblicos, con un mensaje espiritual acerca de una creencia religiosa antigua sobre la existencia de un Dios Madre en una Jerusalén celestial.
Los venda son una tribu bantú que vive en África del sur. Su historia se inicia en siglo IX con el reino de Mapungubwe. El único rey conocido de esta tribu fue Thoho-ya-Ndou, conocido como “cabeza de elefante”, que dio lugar al nombre de la capital del distrito Vhembe, Thotoyandou. En 1979 los Vhavenda se independizaron y crearon la República de Venda hasta que en 1994 fue reintegrada en Sudáfrica.
Venda significa “lugar agradable” y, a diferencia de otros pueblos africanos, las mujeres ocupan un lugar importante dentro de la cultura, llegando incluso a ocupar lugares jerárquicos en la sociedad.
La letra habla de Jerusalén como el hogar al que le pide protección. Según la alegoría de Sara y Agar, explicación bíblica, existe una Jerusalén de abajo, en la tierra, y una Jerusalén de arriba, celestial. A esa Jerusalén celestial le canta esta canción, “Protegeme, bendíceme”. Agar representa a la Jerusalén actual, donde sus hijos sirven como esclavos, y Sara a la Jerusalén celestial, donde sus hijos son libres. Así está escrito en Gálatas 4:26: “Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre”.
El éxito de esta canción es asombroso. En pleno año de pandemia, con el mundo aislado y con miedo por la enfermedad y la muerte, las redes sociales y la conexión online fueron furor. Casi exclusivamente el único modo de relacionarnos con los demás, acompañarnos a pesar de la distancia obligada por el riesgo de contagio del Covid-19. Debido a esta situación, las viralizaciones de challenges han sido moneda corriente. Es lo que pasó con esta canción que al poco tiempo de salir, un grupo de jóvenes subieron un video bailando una coreografía y escuchando “Jerusalema”, mientras sostenían su almuerzo y hacían pasos de un baile africano tradicional.
Luego, unos niños huérfanos que pertenecen a un refugio en Uganda llamado Masaka Kids Africana, realizaron varios videos coreografiando la canción. Estos videos viralizados permiten colaborar desde cualquier parte del mundo con esta institución, además de brindar momentos mágicos con niños bailando, sonriendo y trasmitiendo buena energía. Ver niños tan carenciados ofreciendo alegría es algo que sin dudas hay que tomar como una enseñanza que relativiza la visión de la vida de todos los espectadores.
Podemos pensar que este fenómeno de éxito mundial se debe, en primer lugar, a que frente al miedo y al aislamiento fue una posibilidad de acercarse que todo el planeta pudo utilizar a través de las redes sociales. En segundo lugar, si consideramos la letra de la canción, el pedido a este Dios Madre celestial, podemos pensar que es una manera de enfrentar el temor por la muerte que cotidianamente escuchamos en los noticieros. En la tierra somos esclavos, de la pandemia podríamos decir, e invocamos la posibilidad de ser recibidos por esta Madre para que nos proteja y bendiga. Sin dejar de lado la importancia artística de la musicalización y la voz elegida para esta obra.
Otra idea que surge es la de aclamar a un Dios Madre en lugar de un Dios Padre, lo que sin duda merece un análisis más amplio pero que podemos asociar al cambio cultural que se está dando en los últimos años, que cuestiona la supremacía masculina sobre la mujer.
Un año difícil para el mundo entero que encuentra algunos modos de sobrellevarlo en la unión con los demás.
Jerusalema
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