La familia moderna
Por Lic. Constanza Bonelli
En los últimos años observamos notables cambios en lo referente a las instituciones sociales como la familia y el matrimonio.
Un recorrido histórico sobre el concepto de familia nos lleva, varios siglos atrás, a las ideas de co-residencia y parentesco. Es decir que quienes compartían un lugar de residencia o quienes tenían relación de sangre, conformaban una familia. Esto de la mano de un modelo de autoridad ejercida por el rey o por el padre de la familia, sobre los súbditos o sobre los hijos. Este tipo de unión era natural, no contractual. El hombre era la cabeza de la familia y actuaba en función de un interés familiar.
Luego, la unión principal de la familia pasó a basarse en la unión del matrimonio, sobre todo en unión legal y, principalmente, cristiana.
La crisis de la sociedad patriarcal, de la mano del crecimiento del feminismo, dio lugar a la creación de uniones consensuadas y no, solamente, a matrimonios legales. La inserción de la mujer en el ámbito familiar, la distribución de tareas y responsabilidades en la crianza de los hijos, declinó el poder del hombre como cabeza de familia, creando nuevos sistemas familiares con características muy distintas.
A estos cambios deben sumarse el control de la natalidad por el uso de anticonceptivos, el poder de la mujer sobre su propio cuerpo, el movimiento de identidades sexuales múltiples, el aborto, la adopción, la fertilización asistida, y los distintos modelos de familias que existen hoy, para comprender a la familia moderna. Además de las familias ensambladas tan comunes hoy en día, las familias con padres del mismo sexo o monoparentales.
Todo cambio en la institución de la familia implica un cambio en la sociedad, que no es más que el reflejo de la primera, ya que se constituye de la multiplicidad de familias que la componen. Así, cuando suceden cambios en el tipo de sistema familiar, estos se trasladan al funcionamiento del sistema social.
Otra diferencia significativa entre la idea de familia antigua y actual, es la consideración de los niños. El reconocimiento histórico del “sentimiento de infancia” no fue tenido en cuenta a través de la historia de modo similar. Anteriormente los niños ocupaban un lugar en la familia de poca consideración de sus afectos, deseos, ideas, etc. En cambio en la actualidad, la mirada y el respeto de la infancia tiene gran importancia, y se ve reflejada en los modos de crianza tan distintos a los utilizados en la antigüedad.
La vida actual ha modificado muchos valores, se priorizan otras cosas, se da lugar a otros desarrollos. Antes la mujer se dedicaba principalmente a procrear y criar, mientras que hoy la mujer busca su desarrollo personal, profesional, su realización más allá de la maternidad y el matrimonio, aunque éstos sigan siendo importantes para ella.
La crisis del patriarcado, inducida por la interacción entre el capitalismo informacional y los movimientos feministas y de identidad sexual, da lugar a una diversificación del modelo de familia, cambiando su forma y su sistema de poder.
Hoy son muy variados los modos en los que se elige compartir la vida y criar a los hijos.
Está claro que el modelo de familia nuclear burguesa no es el único modelo a seguir. Existe una diversidad que se vive cada vez con mayor libertad. Así el universo vincular se muestra en un continuo devenir que se aleja del modelo tradicional universal como única opción.
Desde el psicoanálisis es pertinente plantear qué sucede en el contexto intersubjetivo que constituye al sujeto como tal, y analizar lo que pudiera suceder en las vivencias de aquellos niños que formen parte de familias que no respondan al modelo tradicional.
Es importante tener en cuenta en qué consiste una familia y cuáles son las necesidades básicas que no pueden dejar de satisfacerse para que un niño sea lo suficientemente sano. La constitución adecuada del psiquismo del sujeto está habilitada por el atravesamiento del complejo de edipo y la prohibición del incesto, que asegura el pasaje de la endogamia a la exogamia, garantizando una adecuada supervivencia de la especie en una apropiada convivencia en sociedad. Esta formulación parte de un modelo heteroparental (modelo de familia burguesa tradicional), por lo cual es necesario repensar lo teorizado años atrás para cotejarlo con la nueva realidad actual.
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La familia moderna
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