Hambre real vs hambre emocional – Por AGUSTINA MURCHO
Lic. en Nutrición M.N. 7888/ M.P. 3196 especialista en trastornos alimenticios, y creadora de @nutricion.ag, nos cuenta cómo distinguir el hambre real vs el emocional.
En el contexto de cuarentena producto de la pandemia que estamos viviendo, el encierro y el hambre van de la mano. ¿Cuántas veces hemos dicho?:- «Tengo hambre todo el tiempo», «Me hace ruido la panza del hambre». Eso es ¿hambre real o emocional?
Todas estas frases y tantas otras se relacionan al hambre propiamente dicho, pero hay diferencias. No todas las frases se refieren al mismo tipo de hambre. Es bueno saber diferenciar el hambre real del emocional, ya que ambos se tratan de diferente manera, y muchísimas veces uno empieza a hacer «dieta» sin tener en cuenta esto que es súper importante, porque el hambre emocional y el real, con las dietas aumenta y se hace cada vez peor.
¿Cómo distinguirlos?
Hambre real
Es el hambre fisiológico, la falta de comida que se da por no comer por varias horas y por comer de manera insuficiente. El cuerpo empieza a manifestarlo con dolor de cabeza o de estómago (como dice la frase), o con la sensación de «hambre» que es difícil de describir pero todos lo tenemos, o con el típico mal humor de «hambre».
La solución es comer, nada más que eso. Se come, el estómago manda la señal al cerebro de que hay comida, y tema solucionado. En estos casos, comeríamos cualquier cosa, desde una ensalada a una milanesa con puré, porque lo que necesitamos es calmar esa sensación.
Hambre emocional
El más difícil de combatir, este tipo de hambre hace que tengamos hambre «todo el tiempo» y que nada nos llene, porque el cerebro utiliza a la comida para evadir problemas, emociones y pensamientos. Suele darse con atracones, comidas de mala calidad, comer de más o picoteos. Se debe hacer tratamiento nutricional, psicológico y si es necesario, psiquiátrico, ya que solamente con nutrición no alcanza, porque el problema de base no es la comida sino las emociones. Es un trabajo muy duro, lleva su tiempo, pero se puede salir.
Esto es importante saberlo para saber cómo tratarse. Pero siempre deben tratarlo con un profesional especializado que tome en cuenta estas cosas y lleve a cabo un plan adecuado para la situación de cada uno.
El hambre emocional, ¿puede llevarnos a un atracón?
Las emociones se vuelven protagonistas en estos días. Tenemos que aceptar aquello que nos pasa y va floreciendo, y tratar de no volcarlo y traducirlo en comida. Calmarnos con cosas que nos hagan bien, porque de lo contrario le estaremos enseñando al cerebro a comer cada vez qué hay una emoción que nos perturba, poniendo comida en la boca cuando el cuerpo no la necesita. Esto, sin duda, podría llevarnos a un atracón.
Un punto fundamental es no pasar hambre real, que el cuerpo no necesite permanentemente nutrientes. A veces uno piensa que al estar encerrados no tenemos que comer ciertos alimentos, como por ejemplo los hidratos de carbono. Pero, al restringirlos, el cuerpo los va a pedir, desencadenando en atracón o en picoteo. Esto, sumado a que emocionalmente estamos movilizados y terminaremos comiendo mucho más, con más emociones que nos desagradan, con culpa y aumentando de peso justamente por haber querido bajar restringiendo.
Algunos tips y recomendaciones a tener en cuenta estando en cuarentena:
– No saltear comidas, tratar de mantener una rutina diaria de comidas para evitar los atracones.
– Hacer 4 comidas bien completas, tratando de cocinar lo justo, donde haya vegetales, proteínas, hidratos y grasas saludables (y si no tenemos algo y no podemos comprar, a no desesperar. Comer lo que se puede midiendo porción).
– No te prives de aquello que te genera placer. Esto, muchas veces, nos causa angustia. Ocurre muchas veces cuando la persona quiere comer sano y se angustia cuando ingiere otro tipo de alimento.
– Hacer ejercicio en casa, alguna clase divertida o rutina que nos motive.
– ¡No atormentarse ni obsesionarse!. Si subís algunos kilos de más, no te preocupes. Luego se vuelve a la rutina y el cuerpo se acomoda.
– Tratar de calmar la emoción haciendo algo que nos despeje, que no sea comiendo.
– ¡Disfrutar de estar en casa, respetándonos y cuidándonos!
Lo recomendable es lograr un hábito de comida sana y evitar realizar dietas que pueden devenir en trastornos alimenticios, sin la necesidad de eliminar ningún alimento de nuestra vida.
Así como cambiamos de lugar, de horarios, de actividades, es muy probable que la forma de alimentarnos también sea distinta.
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