Es muy frecuente sentir un estado de ansiedad o depresión el día domingo por la tarde y hacia la noche. A este estado emocional se lo conoce como “neurosis del domingo” o “síndrome del domingo”. Es una especie de “síndrome post-vacacional” pero más corto. El mismo puede presentarse sólo como sensaciones de ansiedad y angustia, nerviosismo, mal humor, o puede llegar, en algunos casos, a tener consecuencias físicas como mala digestión, dolores de cabeza, malestar, etc.
Distintos autores han hablado sobre el tema. Victor Frankl atribuye este mal al “vacío existencial” que es central en su obra. Para Frankl el domingo es un día de poca actividad reglada por lo cual nos enfrentamos a observar la realidad de nuestra existencia, a pensar sobre ella, situación que durante las jornadas laborales no parece posible. De aquí surge angustia cuando no encontramos respuestas que nos satisfagan sobre el sentido mismo de nuestras vidas.
Una lectura posible sería que a diferencia de los días laborales el fin de semana tenemos tiempo para pensar, para observar nuestro alrededor y a nosotros mismos. Personas que llevan vidas muy cargadas de actividades laborales no vivirán de buen modo el cese temporal de dichas actividades. Probablemente la inactividad sea experimentada como tiempo no productivo y, por lo tanto, no válido o angustiante. Tal vez al empezar el fin de semana se espere de él un tiempo que produzca más, aunque sea dedicado al descanso, y al terminar el domingo, los días pasados no hayan sido suficientemente gratificantes. Además ya se termina y comienza la semana laboral probablemente sin la adecuada recarga de energía que se esperaba.
Otra idea es en referencia a una experiencia infantil angustiante. Durante el fin de semana nos encontramos en la comodidad de nuestros hogares rodeados de nuestros familiares. Cuando nos proyectamos en el comienzo de la semana laboral es probable que se active la angustia de separación que cuando éramos pequeños sentíamos al alejarnos de nuestra mamá cuando comenzaba la semana escolar. Así se conecta la situación actual a una vivencia infantil angustiante que despierta angustia y ansiedad.
Podemos pensar en algunas acciones que ayuden a mermar esta “ansiedad dominguera”. De un modo similar al que podemos calmar el “síndrome post-vacacional” producido en mayor medida por una mala distribución de las actividades exigentes y las recreativas o de descanso, es pensar en organizar nuestras vidas de un modo en el que sean disfrutables los días exigentes y que tengan algunas actividades regladas nuestros días de descanso. Así no estará tan dividida nuestra vida entre momentos laborales poco disfrutables y momentos de descanso tan improductivos. Durante la semana será bueno poder intercalar actividades recreativas, y en el descanso es saludable programar algunas actividades regladas como podría ser realizar deportes.
Más allá del modo que encuentre cada quien para lograr un equilibrio saludable, es bueno saber que somos un conjunto de sensaciones diferentes, buenas y malas, y que habrá momentos más exigidos y otros más calmos e improductivos. Existe la tristeza, la angustia, la ansiedad, como también la alegría, la felicidad, la gratificación. Somos una combinación de todo ello que será más saludable cuanto más equilibrada esté, y claramente cuando nos ocupemos de tener momentos gratificantes, felices, y toleremos aquellos que nos disgustan mientras sean inevitables.
Lic. en psicología Constanza Bonelli
Consultorios en Nordelta y Belgrano: 4871-6634 / 156-272-2973
UBA matrícula 31906
Candidata de la Asociación Psicoanalítica Argentina
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