La sexualidad, un trofeo por conquistar

¿Qué lugar ocupa la sexualidad humana en este siglo xxi, en este mundo posmoderno, en esta sociedad de consumidores , en este tiempo de globalización? muchos creen que ya está todo dicho y superado. Sostienen que la represión ha sido abolida y que la libertad sexual se pasea dichosa y sin problemas. El recato y el pudor han quedado en el olvido, afirman. La desnudez ya no necesita ser cubierta y la imaginación puede construir la escena que más le plazca, aseguran.

Dr. José Eduardo AbadiSin embargo, si observamos con cierto cuidado, no podemos dejar de percibir al ser humano de hoy aislado, solo, en un encierro narcisista que lo aleja de un vínculo relacional que se le hace tan precario como necesario.

A partir de esto, el desafío tiene como meta la identidad, y no tanto la posesión (el tener).
El hombre debe desprenderse de los lazos narcisistas que lo atan conquistado, a un poder distorsionante que no lo deja ser. No olvidemos que el nacer “humano” implica el reconocimiento del otro y ese acto fundamental se realiza a través del deseo, desde una incompletud que conjuga el verbo dar. Desde el amor. Y es allí donde ingresa la sexualidad a la que quiero hacer referencia. En este campo donde el ser humano debe librar constantemente sus combates para disolver la ilusión omnipotente que desemboca en el letargo.

La sexualidad es el motor eficaz de un mundo que pretende ser poblado por hombres y mujeres, y no solo un cúmulo de conductas placenteras pero inoperantes. Por sujetos. Comportamientos anhelantes y potentes. Que reconocen justamente su carácter vital, con la consecuente capacidad de generar, en su inevitable finitud.

Descifremos las aparentes contradicciones. La “trascendencia humana” no es la eternidad , sino el encuentro con un semejante para, en el mutuo reconocimiento, descubrir y crear. Amar.

¿Y el amor? ¿ser amados? ¿la necesidad de ser valorados por lo que recibimos, pero también por lo que piden de nosotros? seguramente. ¿O es acaso otra cosa aquello de lo que acabamos de hablar?

Descargar se ha convertido en placer. La piel, superficie para ser permanentemente descifrable, ha develado su interioridad. Paradójico? sí. Los dos cuerpos son cuerpos simbólicos. Y los gemidos, que expresan lo indecible, se han transformado en nombres que, en cada una de sus letras, contienen sus historias. Lo humano ocupa el centro de la escena.

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