La frase popular, basada en la adaptación de un relato profético de Mujámmad, mensajero del islam, sugiere que le damos sentido y trascendencia a nuestra vida, realizando estas acciones. En esta nota, claramente haremos foco en la tercera.
Para otras creencias, también desde el origen quedó en evidencia la relación de dependencia vital que nos une a nosotros, como humanidad con estos gigantes del reino vegetal: Adán y Eva comiendo los frutos de los árboles del paraíso o, en la mitología nórdica, el fresno perenne Yggdrasil mantiene unidos los diferentes mundos, al mismo tiempo que de su raíz emana la fuente que llena el pozo del conocimiento.
Mientras que en la actualidad somos cada vez más conscientes de cuánto los necesitamos para el equilibrio medioambiental, en el siglo pasado el paisajista inglés Russell Page nos hacía reflexionar: “plantar árboles es corporizar nuestros sueños de un mundo mejor”.
Debido a que los árboles crecen lentamente y son longevos, resulta crucial la elección que hagamos de la especie a plantar y su ubicación, en otras palabras, debemos plantar a conciencia porque son decisiones que heredarán las futuras generaciones.
Los árboles actúan como puntos focales en el paisaje y dominarán el espacio a su alrededor, más si la especie elegida posee atractivos como flores, frutos, color otoñal o simplemente follaje interesante o corteza texturada. Desde lo funcional desempeñan varios roles: aportar escala, ocultar vistas no deseadas, sumar privacidad, proveer reparo del sol o viento, absorber contaminantes, atenuar ruidos.
Al diseñar un jardín desde cero, la plantación de árboles debería liderar las decisiones, ya que estructurará el espacio. Cuando decidimos plantar un árbol en un jardín existente, debemos considerar cómo afectará a las construcciones y plantaciones previas. En ambos casos, resulta imprescindible visualizar la situación a futuro, evaluando el porte y dimensiones del ejemplar adulto, considerando también la proyección de su sistema de raíces.
Algunas especies a tener en cuenta de acuerdo al objetivo de su plantación:
para espacios reducidos: especies de 3era magnitud como arce japonés (Acer palmatum), acacia de Constantinopla (Albizia julibrissin), ciruelo de jardín (prunus sp).
Para colorido otoñal: Liquidámbar, arces, fresnos, ciprés calvo (Taxodium distichum), roble de los pantanos (Quercus palustris)
para sombra: tilo (Tilia moltkei), plátano (Platanus x acerifolia), aguaribay (Schinus molle)
para alineación o árbol de calle en nuestros barrios: crespón (Lagerstroemia indica), catalpa, fresno americano (Fraxinus americana)
por floración remarcable: lapacho (Tabehuia avellanedae), este año se lucieron:}; jacarandá – floreciendo en este momento -, palo borracho (Ceiba speciosa)
nativos, para atraer aves y/o insectos benéficos para el jardín: Anacahuita, (Blepharocalyx salicifolius), tala (Celtis ehrembergiana), ibirá pitá (Peltophorum dubium), cina cina (Parkisonia aculeata)
“si supiera que el mundo se acaba mañana, yo hoy todavía plantaría un árbol” Martin Luther King
Lucila Bustos
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