“Ecos de Escocia e Italia”
El sábado 29 de setiembre, después de un viernes de tormentas y lluvias torrenciales que hizo temer la realización del concierto, llegó un respiro meteorológico. Los parroquianos, el público y los coros St. Andrew’s Open Choir y La Compañía Lírica Belcanto, fueron llegando a la Iglesia de la Parroquia Sagrada Familia, Nordelta, para participar de este concierto que se publicitaba como una gran fiesta musical!
La Parroquia estaba llena de jóvenes que hacían una jornada de oración y reflexión ocupando buena parte de los espacios disponibles. Luego, cuando comenzó la Celebración de la Santa Misa, reinó un espacio de calma y oración para la comunidad.
Comunidad a la que al finalizar se invitó a participar del Concierto.
Los programas, que llevaban una hoja con la letra del Va, pensiero de Verdi, hacían presagiar la tónica festiva del concierto.
Finalmente, luego de los agradecimientos, saludos y pedidos de acallar los celulares, se hizo el silencio.
El sonido de una gaita comenzó a escucharse afuera. Las grandes puertas centrales de la iglesia se fueron abriendo lentamente dejando aparecer a Jorge Gandolfo, nuestro gaitero con su colorido Kilt, un velludo sporram, medias gruesas de lana y polainas blancas. Detrás ingresaba Eric McCrea Steele, solista, también debidamente ataviado, que entonaba The Bonnie Banks o’Loch Lommond, y el resto del coro, casi en procesión por el centro del templo. Entonces el coro del St. Andrew’s unió sus voces a esta tradicional y muy emotiva canción, emoción que alcanzó a todo el público.
Una vez ubicados en los escalones del presbiterio, comenzaron a regalarnos las obras de su repertorio que incluía un primer grupo de obras religiosas comenzando por el dulce Ave María de J. Busto siguiendo con un impresionante O magnun mysterium de M. Lauridsen y Abendlied de J. Rheinberger. A continuación el coro cantó una serie de obras de carácter profano como Canción de la Noche, Ojos claros y serenos de E. Grau, The Bluebird de C. Stanford, Anthem de T. Rice del musical Chess para terminar con un folklorísimo “Póngale por la Hileras” de Félix Palorma. Cada una de estas obras culminaba con fuertes aplausos que se acrecentaban hasta que en el final, ya de pié, con voces de braaavo! y pedidos de bis, el maestro Rody Diorio hubo de aceptar el reclamo y comenzar un movido Ride the Charriot con la participación solista de Jess Rohm.
Faltaba don Daniel Saito con su nutrida Compañía Belcanto que nos venía a ofrecer la vertiente lírica que contrastaría con nuestros amigos escoceses. Después de una breve introducción arrancó con O signore dal tetto natio de Verdi, luego con O Issis und Osiris en alemán, que nos llevó a conocer esta obra de Mozart y volvimos a Italia de la mano de La flauta mágica, también de Mozart con Jason Castellano haciendo el Sarastro. Seguimos con Giulio Cesare de Häendel con Giselle Saito al piano e Irene Glecer y Norma Begni como solistas. A Dinmenso Giubilo de Donizetti siguió Il Carnevale di Venezia de Rossini que no pudo ser la última obra por el reclamo a viva voz del público y que llegó finalmente con Vecchia Zimarra con el Bajo Jason Castellano y finalmente el Brindis de La traviata con Tony Macadam y Giselle Saito, obra con que dio fin con un aire festivo, a la presentación de la Academia Belcanto.
Antes de cada obra Daniel Saito historiaba la misma y daba un rico cuadro de referencia sobre la obra en particular y sobre la música lírica en particular. Terminados los cálidos aplausos se consiguió hacer un paréntesis de silencio en el cual se convocó a reunirse ambos coros y todos los coreutas de diferentes coros amigos que aguardaban entre los asistentes, y a estos buscar en sus programas la letra impresa para sumarse también en un gran grupo coral para cantar la obra del cierre.
Y llegó el momento del Va, pensiero! Introducido y dirigido por Rody Diorio con maestría y la precisión necesaria para contener tantos cantantes y Daniel Saito que ocupó el teclado para dar el acompañamiento musical necesario.
Cuando voces de más de 130 personas comenzaron a cantar, una fuerte emoción embargó al público que comenzó a seguir la obra con respetuoso silencio y, a medida que esta aflojaba, iban sumando sus voces hasta llenar la iglesia con el canto. Los aplausos finales fueron esta vez para todos, músicos, coreutas y público que se descubrían cantando atrapados por esta bellísima obra del Coro de los Hebreos del Nabuco de G. Verdi.
Después vendría el tercer tiempo que fue una continuación de la fiesta compartida y donde, a partir del canto de una obra por parte de Italia, los escoceses respondieron con otra de ellos, estableciéndose así un contrapunto musical donde todos pusieron lo mejor de sí. La noche, que no llegaba a ser apacible pero si festiva, pareció no tener fin.
La música nuevamente había sido el medio para un encuentro fraterno y para que esto se hiciera realidad fue necesario el aporte de Gabriela Iglesias Inmobiliaria, que patrocinó el concierto, a la Parroquia y en especial a su párroco P. Damián Rodríguez Alcobendas por su constante apoyo a este ciclo. A ellos hay que agregar el equipo que formaron Erpo Arrighi, Fernando Valle, Rafael Meinero y Raúl Real, con una mención especial para nuestras esposas Mecha Ricur e Irene Meinero que prepararon 260 sandwiches, que junto a los snaks y numerosas latas de cerveza dieron combustible para el largo final.
Carlos Ricur