Abstracción orgánica, geometría inexacta, equilibrio aparente, ambigüedad intrigante. Conceptos que parecieran hasta opuestos, pero que al observar aparecen y describen las obras de la artista Iliana Regueiro. Un mundo diáfano, donde consistencia y luminosidad también son parte de esa “imperfección” elaborada y a la vez bella.
Contanos sobre tu formación
“Estudié diseño de interiores, y enseguida comencé a trabajar en un estudio de arquitectura. Mis años en el estudio fueron súper importantes. Muchas horas de dibujo de tablero, trabajo en equipo en diseño de espacios, de muebles, dirección de obra, seguimiento de trabajos en talleres, carpinterías, de todo. Después vino un impass, mudanza, hijos, y tuve la necesidad de un cambio. Dejé casi por completo todo mi trabajo de diseño y comencé a asistir a un taller de arte. El taller de Laura Messing. Empecé a pintar, y nunca más paré.
Pasé por diferentes técnicas, temas, lenguajes. Mis series se fueron sucediendo unas a otras, en constante mutación. En forma paralela asistí al taller de Luis Wells durante tres años, y a muchos seminarios teóricos muy diversos, en el MNBA, el MALBA, la UTDT, entre otros.
¿Qué podés decirnos sobre el proceso de creación de una obra?
Estamos permanentemente construyendo y reconstruyendo en nuestra mente. En mi caso, ese “caos” de imágenes, recuerdos, escenas, se ordenan involuntaria e inconscientemente cuando pinto. El proceso empieza con muchas partes que se van armando y ordenando en la obra. Obviamente que el resultado no es ni caos , ni confusión , pero parte de eso. Se van acomodando como si fueran las piezas de un rompecabezas, que ocupan un lugar particular y no otro, así como les corresponde un color y no otro. El resultado es una imagen, una escena, como una captura de estas piezas elegidas a lo largo del proceso.
¿Siempre trabajás en base a un boceto?
Si, siempre hago bocetos. Porque primero es una idea general que necesito para arrancar. Es como una semillita, como un proyecto si fuera diseño. Hago uno, dos, tres, no importa la cantidad. A veces blanco y negro, a veces con color. Lo que no significa que la obra sea tal cual el boceto, sino que es el puntapié. A veces es muy probable que cuando pase a la escala real de esa obra, haya uno o varios cambios porque lo pide el tamaño, por una cuestión de equilibrio. Eso lo ves en el “hacer”, porque el boceto es un boceto, una idea preliminar. Lo importante es el “hacer”.
¿Cómo creés que influyó el diseño en tu formación y actualmente en tu arte?
Influyó mucho. El estudio del color, el tema de las proporciones, del espacio. Yo estuve mucho tiempo disociada, digo yo, porque pasé por varias series que fueron totalmente necesarias y muy diferentes unas de otras en lo artístico pero lejos de aquel mundo del diseño. Y ahora desde hace unos pocos años me doy cuenta que empezaron a aparecer nuevamente esos elementos de mis comienzos en el diseño. Esas “piezas” como dije del rompecabezas que tienen cada vez más y más que ver con el espacio específicamente, o con un soporte particular, como por ejemplo la madera. En el caso de mis últimas obras sobre madera, fue como un volver a ese tiempo en el que estuve trabajando en el estudio de arquitectura, diseñando muebles, visitando talleres, carpinterías, eligiendo maderas. Esto fue una parte mía que la tenía olvidada o relegada. Pero ahora que en mis obras apareció de nuevo la madera, con su veta y su textura, es como un volver al origen. Uní las dos cosas y me da mucho placer. Estoy en un buen momento, sí.
¿El color es el protagonista?
El color es un tema fundamental para mí. Es algo que me ocupa muchísimo. No me da lo mismo cualquier color. Jamás uso los colores tal cual vienen: compro algunos, pero después los transformo y los multiplico. Por ejemplo un azul, se transforma en seis variantes diferentes. Hago las paletas de color, las escalas, las comparo y las estudio para cada obra en particular.
Todas tus últimas obras tienen un número en vez de un título, ¿por qué?
La numeración le da importancia a toda la serie entera, es como un cuerpo de obra. Está buenísimo ver el camino. Por ejemplo, de la última serie “Diálogo” del # 01 al #60 que voy ahora se ve un recorrido. También empecé a notar que los títulos limitan, te llevan a una mirada predeterminada. Entonces prefiero un nombre para la serie y que el espectador vea qué le pasa con cada obra. Sin condicionamientos.
¿En qué estuviste trabajando este año?
Empecé el año con una muestra en la Galería Bensignor, que fue un verdadero placer. En este momento lo estoy haciendo en una obra inmensa, casi un mural, que es un trabajo hecho para un encargo super especial, y es un gran desafío. En forma paralela estoy preparando una muestra que se realizará en Junín, Pcia. de Bs.As., junto a tres muy buenos artistas.
¿Cuales son tus próximos desafíos?
No puedo dar mucho detalle, pero estoy con dos proyectos diferentes, uno en San Pablo y
otro en Miami, que me mantendrán bien ocupada hasta fin de año.