Un tiempo subjetivo, personal, que nos transita y al cual estamos subidos implica un cambio de sentido de transformación permanente de nuestra persona, de nuestra visión del semejante, del mundo externo y finalmente del vínculo. Cada uno de estos pilares tiene una serie de componentes que iremos mencionando.
Pero tengamos claro que el ejercicio de la conducción, coordinación y finalmente liderazgo que tuvieron un lugar central en las décadas finales del siglo XX están, o debieran estar si pretenden seguir existiendo en un nítido cambio. Los ejes que introdujeron el pensamiento post moderno y la venerada tecnología son cruciales. Pero hoy nuestro vivir y trabajar en diversas áreas, ya sean empresas u organizaciones institucionales, requiere un nuevo viraje, con un equipaje que resignifica lo que hasta el momento teníamos guardado. No lo destruye sino que lo reubica, lo dosifica, le agrega sentido, lo potencia con nuevos lenguajes que abren nuevos terrenos no explorados hasta ahora. Digámoslo claramente: cambiar el orden de relaciones y la permeabilidad a aquello que no conocemos con entusiasmo.
Enfrentar poderosamente la viscosidad del hábito que engañosamente hacen creer que la zona de confort es la seguridad y peor aún, la verdad.
La exploración y el componente desafiante del sujeto se lo posterga, minimiza o descalifica. La artrosis consecuente a frenar el empuje del presente lo envejece en múltiples niveles.
Lo perimido, aunque algunos pretenden darle respiracion artificial esta acabado.
Las modalidades vetustas que impiden la imaginación y la creatividad atrapadas en obediencias dependientes caen en el aburrimiento y en el desinterés; respiran miedo, impotencia y resignación. Creen todavía que el piloto automático es dinámico y que la certeza y lo absoluto es un puerto de llegada que existe.
Lo que es imprescindible metabolizar es la permanencia del movimiento creativo y del viaje innovador. Un nuevo sentido de conquista que no se limita a lo acumulativo sino a la expansión de las fronteras o límites en que vivimos. Que quede claro, para mí la prudencia y la audacia son aliadas.
El riesgo inherente a nuestra condición de sujetos y el coraje que no desconoce el miedo sensato sino que lo enfrenta son ingredientes facilitadores para articular proyectos inaugurales.
El cambio, dentro de mi modelo de trabajo actual, juega en dos niveles distintos pero complementarios. Por un lado, lo que llamo una reformulación (es un ejercicio individual y grupal) de lo que denomino el elenco de los varios personajes y roles de nuestro mundo interno y a partir de allí la relación e interacción con el contexto externo, creando alternativas a la cosmovisión o paisaje del mundo anterior.
Los resultados son altamente positivos y prometedores, poniendo en marcha potencialidades que despiertan nuevas perspectivas y cambios.
Dr. José Eduardo Abadi
Medico-Psiquiatra-Psicoanalista
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