Compartimos con nuestros lectores «Proclama por la vida», la carta del Padre José Luis “Cote” Quijano, párroco de la Inmaculada Concepción de Tigre:
«Cristo de la Pascua, Tú subiste a Jerusalén para sufrir la Pasión y Muerte de cruz. Al resucitar y entrar en la Gloria nos manifestaste la fuerza invencible de la vida, razón de nuestra esperanza. En Tigre, nos comprometemos a ser una Iglesia de puertas abiertas, artífice de la revolución de la ternura y constructora de la cultura del encuentro y la reconciliación.
Señor de la entrega, Tú convertiste el madero de la cruz en árbol de vida. El Domingo de Ramos nos dice que el auténtico gran «sí» es, precisamente, la cruz. No hallamos la vida apropiándonos de ella, sino donándola. El amor consiste en entregarse a uno mismo y, por eso, es el camino de la verdadera vida, simbolizada por la cruz. En Tigre, nos comprometemos a cuidar la vida, como don de Dios, cuidando a los más débiles de nuestra sociedad, especialmente a todos los niños por nacer, que viven y crecen en el seno de sus mamás.
Cristo manso y humilde de corazón, Tú viniste a traernos la paz. Zacarías nos dice que el Mesías esperado “destruirá los carros de Efraím y los caballos de Jerusalén, romperá el arco de combate y proclamará la paz a las naciones. Su dominio irá de mar a mar y desde el río hasta los confines de la tierra.» (Za 9, 10) Nosotros, en Tigre, nos comprometemos a construir la paz, cuidando y velando la vida de todos, desde la concepción hasta su fin natural, defendiendo la justicia para todos y sembrando fraternidad.
Señor del amor y la ternura, Tú diste tu vida por amor a los toda la humanidad. Ese amor ilumina nuestras vidas, convocándonos a ser canales del bien, la verdad y la belleza. En Tigre, nos comprometemos a entregar nuestro servicio para cuidar la vida ofreciendo, con generosidad, los dones y carismas que Dios nos ha regalado.
Cristo Hijo de María, Tú nos dejaste a la Virgen como Madre. En nuestra sociedad, muchas madres están solas y confundidas ante su embarazo. Necesitan de tu Madre consuelo y fortaleza. En Tigre, nos comprometemos a acompañarlas, con nuestra presencia y oración, aún en las situaciones más duras.
Señor de la Misericordia, Tu Pasión, Muerte y Resurrección derrama la Misericordia del Padre sobre todos. Nosotros ponemos en tus manos a las personas que sufren en su corazón las heridas de un aborto, para que puedan encontrar y vivir el perdón que Tú nos regalas y encuentren en nuestra Iglesia el abrazo de la Misericordia».
Cómo parroquiana de La Inmaculada Concepción adhiero al compromiso planteado por Cote. Exelente carta!