Una oportunidad al alcance de la mano

Una oportunidad al alcance de la manoNumerosos investigadores en tecnología indican que si en los años 80 fue revolucionario el acceso a una PC y en los 90 lo fue la conexión a Internet, en el presente la novedad es el celular. Este dispositivo tecnológico ha pasado a formar parte de nuestra cotidianeidad y es uno de los objetos que más nos acompañan en los quehaceres diarios. Si uno está esperando en un consultorio médico, viajando en subte o colectivo, o en la cola del supermercado, posiblemente esté rodeado por personas que estén más entretenidas en sus pantallas que en lo que sucede alrededor. El celular llegó para quedarse.

El comportamiento web se refleja año tras año en los datos que arroja el estudio de Google Consumer Barometer –junto con Kantar TNS- en 40 países. Argentina está incluida en esas cifras que indicaron que la cantidad de personas que en 2016 comenzaron a usar smartphones pasó de un 51 a un 67%. También se supo que un 36 por ciento de los usuarios eligen sus móviles como primera opción para navegar. El estudio desmitifica también la utilización que se presumía exclusivamente juvenil sobre la tecnología, ya que indica que si bien un 77% de los jóvenes de menos de 25 años lo utiliza para conectarse, el 41% de los usuarios de entre 45 y 54 años también se conecta por este medio.

Ahora bien, ¿es posible percibir su utilidad dentro de las aulas? Los datos que arrojó la Primera Encuesta Nacional sobre integración de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la Educación Básica (Unicef, 2016) indicaron que si bien en la actualidad existe un fuerte consenso acerca de la necesidad de universalizar el acceso a las tecnologías -para promover nuevos procesos de aprendizaje e integrar el uso de las TIC en el aula- todavía al teléfono celular se lo margina y excluye en el momento de clase. Eso ocurre mientras el 98% de directivos y maestros de esos colegios tiene celular y los llevan encima todo el tiempo. Estas situaciones sólo parecen favorecer a las visiones apocalípticas de la escuela, al estilo Marc Prenski, donde se sostiene que mientras los estudiantes ingresaron al siglo XXI, las escuelas todavía están pegadas al siglo XX.

Un desafío pedagógico

Los principales argumentos que rechazan el uso del celular en las aulas tienen que ver con que se asocia al teléfono personal con el ocio y el aburrimiento en el aula. Sin embargo, muchos especialistas indican que una forma eficiente de pensar el uso en las clases empieza con contemplar su uso en actividades pedagógicas o curriculares. Daniel Abadi, quien es director de Tecnología de Educ.ar (Ministerio de Educación de la Nación) dice que es importante el uso de teléfonos celulares en el aula siempre que “responda a una actividad pedagógica liderada por el docente”, ya que de lo contrario aparece la volatilidad de su implementación. Acá el riesgo sería que los estudiantes se interesasen más por una charla de whatsapp en el grupo de amigos que por los contenidos de la clase a la que asisten.

El referente en educación Axel Rivas, director del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) argumenta que la utilización de la tecnología en las aulas es tanto un desafío pedagógico como cultural, debido a que implica asumir una relación dinámica con el conocimiento en la cual los estudiantes son productores de saberes y preguntas. “Las escuelas deberían desafiar a sus estudiantes, ponerlos en situación de protagonistas. Hay muchas actividades didácticas que se pueden hacer con el celular en el aula como fuente de conocimiento”, argumenta.

Oscar Romano, docente de la carrera de Comunicación en la Universidad de San Isidro (USI) indicó que si bien es “más del papel” y del uso del Campus -que la casa de estudios ofrece para interactuar contenidos con los estudiantes- ha implementado el móvil fundamentalmente en la materia “Retórica y Oratoria” donde “los mismos chicos se graban entre sí, con buena imagen y sonido, para después evaluar entre todos, mediante la proyección del video, cual es el manejo gestual, los cambios de roles en la personificación del rol. Es importante que el mismo alumno no pierda la posibilidad de observarse. Y para eso el celu es muy útil”, asegura. En este sentido, Google también ofrece un aporte dentro de su programa de educación denominada Classroom, que permite la creación de clases y entornos virtuales de aprendizaje a través de Internet, donde tanto estudiantes como docentes pueden acceder a sus aulas virtuales a través de dispositivos móviles para gestionar tareas y comunicarse entre sí.

Algunos docentes de colegios privados de Nordelta sostienen que el uso de los celulares es habitual en secundaria –y en menor grado en primaria- para actividades puntuales o proyectos donde participan los estudiantes y, a partir de lo cual, generan contenidos por medio de, por ejemplo, el uso de aplicaciones móviles. Esta implementación de los smartphones, teniendo en cuenta que muchos poseen características más potentes que una computadora, aparece como un recurso pedagógico para utilizarlo en la comunicación y el trabajo académico. Actividades como filmar, editar, fotografiar, buscar fuentes en la Web, ver videos, navegar museos y usar aplicaciones pueden tener un uso pedagógico, lo que implica asumir un desafío.

Mario Migliorati, miembro del cuerpo docente de la cátedra “Seminario Permanente de Tesis” de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, opina que la utilización de smartphones en clase sirve para que “los alumnos se puedan vincular sobre todo con la búsqueda de fuentes en el relevo de papers e investigaciones en el marco de la producción de un estado del arte para los proyectos finales integradores de la carrera”. Este tipo de implementación permite, según opinó, una familiarización entre la academia y el celular, y potencia la posibilidad de acceso a la información que se discute en el aula.

Responsabilidad ¿compartida?

María Inés Mendoza Bernal, posdoctora en Ciencias de la Comunicación, analiza la importancia que debe tener la parte administrativa del plantel educativo a la hora de utilizar los teléfonos celulares en el aula. Para ella se deben establecer “reglas claras y precisas sobre el uso adecuado del celular en el entorno educativo”, en un escenario donde aparece el celular como mediador educativo, con “una serie de ventajas/desventajas y de ´mitos´ ubicándolo de una parte, como sinónimo de distracción y obstrucción en el proceso de enseñanza-aprendizaje; y por la otra, se vislumbran perspectivas-en el marco de las teorías del aprendizaje- que justifican su uso adecuado como herramienta pedagógica”.

Es decir, la responsabilidad de la utilización de los celulares en el aula –como parte de un proceso pedagógico- está a cargo de los docentes. En este sentido, es importante señalar que el grado de vínculo y conocimiento que se tenga de la tecnología influirá en el tipo de acceso que se proponga para que el móvil sea un insumo en las actividades áulicas. Así como el tipo de conectividad, porque si es escasa o nula (como señala UNICEF en un tercio de las escuelas argentinas) entonces el móvil fortalece su papel protagónico en un modelo pedagógico que busca ajustarse a la conectividad cotidiana.

El fin de la resistencia del celular en las aulas podría darse en el siguiente escenario. Por un lado, la intencionalidad docente en la implementación del uso pedagógico del dispositivo tecnológico; por el otro, la responsabilidad –compartida con los estudiantes- de que esa utilización permitirá tocar una temática puntual y será complementaria a otras cuestiones que pasen en la clase, por fuera del móvil.

Por Marcos Mutuverría

Las redes sociales de aprendizaje colaborativo

Así como el celular puede utilizarse en las aulas con un fin pedagógico, las redes sociales presentan una oportunidad de vincular contenidos de las materias con lo que está pasando en la virtualidad vertiginosa y fugaz. Conectar los contenidos del aula con actividades en plataformas como Twitter, Facebook, LinkedIn, Instagram y Snaptchat puede acercar las prácticas habituales de los estudiantes con la escuela, y conciliar los ‘mitos’ que sólo colocan a las redes sociales en el lugar de la distracción. Un ejemplo lo aportó Trinidad Llambías, docente a cargo de la materia “Tecnologías multimediales de la información”, quien utiliza permanentemente la observación de las redes sociales de marcas empresariales para analizar el uso de imagen y perfiles en el plano digital. En un ejercicio donde “los estudiantes actúan como influencers de una marca, se realiza una competencia donde se piensa una imagen en sus redes sociales para representar a dicha empresa. Los mejores contenidos y las mayores interacciones marcan un logro”, indicó.

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