Embarazo y puerperio
Desde pequeñas, la mayoría de las niñas juegan a las muñecas: mecen al bebé en sus brazos, lo duermen tranquilo en su cuna y le cambian los pañales. El cuarto de las niñas se llena de objetos para cuidar a los bebés. En ciertas edades, hasta utilizan un almohadón bajo su ropa, imitando a una futura mamá, y a eso juegan varios años de su infancia.
Los años pasan, y para muchas mujeres, aquel juego de niñas se hace real, pero el mundo de fantasía difiere rotundamente en varios aspectos con la realidad. La mujer embarazada y la madre reciente suelen contar con muy poca información sobre los cambios emocionales en estas etapas, y muchas veces se sienten incomprendidas y con sensación de soledad.
El embarazo y el puerperio se constituyen en momentos altamente sensibles durante la vida de la mujer, ya que en los mismos se producen importantes cambios en numerosos niveles: fisiológico, emocional, familiar y social. A lo largo de la historia se ha ido modificando la mirada sobre la mujer embarazada, ya que inicialmente el foco sólo estaba puesto en su cuerpo, es decir, en los cambios que acontecían a nivel físico. Hace ya varios años, el interés en el plano emocional se ha ido incrementando, entendiendo la relevancia que tiene observar, comprender y acompañar los cambios en la mujer embarazada, en la reciente madre y en el vinculo con su bebe.
Actualmente autores especialistas en el área consideran que el embarazo y la llegada del bebé conllevan a una crisis de identidad similar a la que acontece en la adolescencia. Enumeran algunos puntos en común como la “transformación a nivel hormonal; el cambio de la imagen corporal, en este caso en dos tiempos: primero, al producirse el embarazo y luego después del nacimiento del bebé; el cambio en el estatus social; los cambios a nivel psíquico, como la reactivación de conflictos infantiles; y una transformación del sentimiento de identidad persona”l (Oiberman, 2005). Asimismo, todo el grupo familiar se ve involucrado en la crisis que representa el embarazo y el nacimiento. La familia se ve afectada por la llegada del bebé, debiendo reorganizarse en diversas áreas, que abarcan desde aspectos emocionales, hasta aspectos laborales, económicos y habitacionales.
La superación de esta crisis estará ligada a la historia personal de la madre, su situación psicosocial, su personalidad y a la ubicación del bebé en el encadenamiento histórico familiar. Es por esto que es muy importante entender la particularidad que tiene en cada mujer la vivencia de su embarazo, parto y puerperio, dado el complejo entramado que se entreteje alrededor de estos sucesos.
Al mismo tiempo se suma la idealización del embarazo y cierta presión social: la mamá debe sentirse feliz por la llegada del bebé. Las publicidades mismas nos muestran la imagen de una mamá plena, y esto dista de la vivencia real. Hace algunas décadas se lloraba a escondidas, ahora se sabe que la vulnerabilidad emocional es parte del puerperio, y que el puerperio dura más que los famosos cuarenta días. Se conoce lo que se denomina Maternity Blue, que suele ser vivenciado por el 85% de las madres, y muchas se permiten compartir estas emociones. Pero la desinformación acerca de este tipo de experiencias lleva a que las madres se sienten avergonzadas y culpables por lo que sienten y decidan no compartirlo, aumentando su angustia y muchas veces obstaculizando el vínculo con el bebé. Asimismo, la depresión postparto, que es un cuadro clínico severo que padece un 12% de la población, necesita de acompañamiento psicológico y psiquiátrico especializado.
Es por esto que resaltamos la importancia de acompañar a la mujer embarazada y a las mamás en los primeros tiempos con sus bebés. La información es la gran herramienta que nos permite pedir ayuda. En este sentido destacamos la prevención: poder llegar antes de que el problema se instale y se haga más profundo. Como dispositivo efectivo de trabajo para esta etapa destacamos el grupal, resaltando la importancia de ser acompañado por expertos en el área. El compartir experiencias alivia y la empatía se convierte en un gran recurso.
Por Dra. Agostina Caruso (Doctora en psicología perinatal)
y Dra. Milagros Méndez Ribas (Médica especialista en psiquiatría)