Grupos de confirmación en Nuevo Delta

Grupos de confirmación en Nuevo DeltaEn estos últimos años, las parroquias de Nuevo Delta fueron aumentando en gran escala su número de fieles. Se puede ver los domingos, las iglesias colmadas de gente en las misas, e inclusive los días de semana se juntan muchas personas para realizar diferentes actividades benéficas o recreativas.

Al ser muchos los colegios con orientación católica en la zona de Nuevo Delta, los templos reciben cada vez más jóvenes que se acercan a la iglesia. Suelen acercarse en grandes grupos de chicos, compañeros de colegio, para tomar la comunión, confirmación o sumarse a los grupos misioneros. Pero lo que comienza como una idea entre amigos o un paso más en la religión que les inculca el colegio, se torna con el tiempo en un lugar de contención, de pertenencia y de fe. Hoy en día, la adolescencia es un tanto más complicada de atravesar que lo que era en otras épocas, y la iglesia, en este caso, cumple la función de guiar a los chicos por el camino de la fe y de brindarles un lugar para que puedan compartir sus vivencias con otros jóvenes con inquietudes similares y apoyarlos en el camino.

Locally conversó con un grupo de adolescentes, alumnos del colegio Cardenal Pironio de Nordelta, que el año pasado hicieron el curso de preparación de confirmación en la parroquia Divina Providencia, en el barrio Santa María de Tigre, y con otros que lo están realizando actualmente, para conocer un poco más los motivos de hacerlo y la experiencia vivida que se llevan. Clara Mónaco, de 16 años, está yendo actualmente a Divina Providencia para confirmarse a mitad de este año y nos contó que su acercamiento fue porque le pareció que estaba bueno empezar confirmación para conocer a gente de su misma edad con pensamientos distintos y poder compartir entre todos sus experiencias de vida. “Arranqué con muchos amigos del colegio y aunque no muchos siguieron yendo yo continué porque principalmente encontré mejorar mi relación con Jesús y conectarme de otra manera. Pero además, porque el grupo que se armó está buenísimo y nos llevamos muy bien entre todos”, comentó. Rocío Serviddio, de 17 años y vecina de Nordelta, contó que ella también eligió acercarse a la parroquia en principio porque el colegio se los propuso y muchos de sus amigos se anotaron.

Por su parte, Carla García, de 17 años, alumna del Cardenal Pironio y vecina del barrio El Encuentro, contó que sus motivos fueron otros: “A mí me dieron ganas de probar algo nuevo y distinto a lo que venía haciendo. Tuve ganas de compartir este espacio con otras personas porque mi familia nunca fue practicante y cuando comencé a ver como a muchos amigos les había gustado la experiencia quise probar. Al probar con más personas de mi edad y mi comunidad, supuse que la religión terminaría siendo algo compartido y no algo propio. Esta cualidad de confirmación es increíble ya que aprendés a respetar a los demás y a vivir la fe en comunidad”. Cristobal Merlini, de 17 años y vecino de Nordelta, explica: “Yo creo que mis ganas fueron las de compartir el espacio con gente diferente, de otros colegios, porque es en ellos donde veo a Jesús”.

La preparación consiste en juntarse una vez por semana con el grupo asignado y coordinadores a cargo. Entre todos comparten diferentes actividades que los llevan a acercarse a la fe y a ellos mismos. “Hacemos distintos tipos de encuentros, cada uno tiene un nombre, solemos hacer dinámicas y compartimos mucho lo que sentimos. Y aunque hay encuentros más divertidos que otros, todos se disfrutan y se comparten por igual”, explicó Clara. “En cada uno de los encuentros había un tema diferente al igual que las dinámicas. En un principio los sentimientos son diferentes a cuando vas avanzando en el tiempo, ya que las emociones se van intensificando y el acercamiento a la religión y a tu grupo va siendo mayor”, añadió Rocío. “Yo también disfruto muchísimo los encuentros porque los veo como una manera de encontrarme con Jesús todas las semanas pero con otro tipo de actividades no tan religiosas que me hacen vivir al catolicismo en comunidad”, describió Carla.

A la hora de contar qué cosas se llevaron de esta vivencia, todos aportaron experiencias lindas y coincidieron en que se llevaron más de lo que esperaban en un principio. “Me llevé un camino de vida, que ya habiendo pasado un año de haberme confirmado, sigo eligiendo todos los días. Ya es habitual para mí ir a misa todos los domingos, ir a adoración y a todas las actividades que pueda para seguir trabajando mi fe”, relató Carla. “De mi grupo de confirmación me llevo a los chicos con los que me confirmé, que por suerte fue un grupo muy lindo con coordinadores re copados. Y sobre todo, me llevo de la experiencia, la ayuda que me dio de acercarme a Jesús”, dijo Cristobal por su parte.

“Llegando al final del camino, mi grupo estaba muy unido, nos divertíamos mucho juntos y nos apoyábamos entre todos en las cosas personales que cada uno estaba viviendo. Nos juntábamos a veces en los fines de semana y lo seguimos haciendo luego de haber terminado. Confirmación fue una herramienta de encuentro con la religión y con muchas personas. De este camino me llevo una fe intensa y muchos amigos en Jesús”, finalizó Rocío.

Algunos comenzaron con más expectativas y otros con menos, pero lo cierto es que hoy, pasado el tiempo, todos recomiendan a otros jóvenes a sumarse a estos grupos de confirmación. Porque no sólo encontrarán un lugar de conexión con Jesús y la fe, sino que encontrarán un lugar para compartir sus emociones con otros de su edad en un ambiente sano y alegre.

Por Bárbara Azcona

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