El lápiz entre los dedos, la radio de fondo, dos compañeros de cuatro patas reposando cerca y el mate a mano. Los ojos de Andy Mermet ven el mundo a través de su lupa y todo va a otra velocidad puertas adentro de su casa-taller. Se apaciguan los ruidos de Buenos Aires, se agrandan las formas y pareciera que el juego óptico hace que los trazos desborden por las paredes, el techo y se enrosquen en las patas de la mesa. El proceso ha comenzado.
A la artista visual Andy Mermet le cuesta delimitarse en una disciplina. Se formó en Bellas Artes y también en Escenografía. Después empezó a hacer ilustraciones y más tarde llegaron las experimentaciones con tipos de pintura poco usuales y el grabado. Aunque hay otra Andy que sí se define enseguida -y de manera concisa-. Pinta desde chica, siempre supo que su lenguaje era lo artístico y cree en la revalorización del trabajo minucioso; el arte como creación desde el momento de análisis e investigación exhaustiva hasta lo manual e instintivo.
El entramado negro parece corporeizarse sobre un lienzo blanco. Contraste que llega desde el grafito hasta las palabras de Andy: “técnicas tan distintas pueden parecer una contradicción pero me dan equilibrio: la acuarela, que es incontrolable y el dibujo con lupa, tan microscópico y casi obsesivo; los larguísimos tiempos de secado del óleo, los procesos antiguos del grabado y la experimentación con pintura sintética, de pared.”
En 2016, la artista participó de una muestra en Bahía Grande, y sus obras se pueden encontrar en varios puntos de Buenos Aires así como en imágenes de marcas, libros infantiles y revistas. Sus diseños e ilustraciones también están en objetos de uso cotidiano, como una forma de convivir día a día con el arte desde una aproximación menos estática. “Cuando pinto o dibujo, elijo mostrar una parte dulce de mí, que incluso podría resultar naif, y no porque yo sea así todo el tiempo, sino porque trato de que mi arte contagie lo más lindo. Lo oscuro prefiero guardármelo y transmitir algo noble, honesto y positivo.”
Hasta el año pasado exponía en una galería de arte en Holanda, país donde vivió y estudió por un tiempo. “Estoy en constante formación. Para trabajar con el grabado, hace unos años empecé a estudiar técnicas antiguas que requieren mucho tiempo y dedicación. Creo en el trabajo y en que a veces la inspiración nace de toda la investigación previa que hago sobre un tema.”
Andy cuenta que, si bien empezó a pintar a una edad temprana, el arte le parecía algo lejano “era digno pero como agarrotado.” Cuando llegó a artistas que rompían con esa primera impresión se abrió un mundo nuevo. Entre otras influencias -Berni, Spilimbergo, Gorriarena, Courbet- menciona a Goya, antes de su período oscuro.
Dedicación y búsqueda
Para sus dibujos y pinturas se basa en experiencias personales. “Me gusta que cuenten una historia, y, en general, son ideas autobiográficas, nacen de algo que me pasó.” A la vez, hay un arduo trabajo de búsqueda y estudio que precede y embebe cada creación. La naturaleza y los animales son de los conceptos más presentes en sus obras. “Todas las respuestas están en la naturaleza. Me interesa estudiar el comportamiento de los animales porque me parece que como se desenvuelven ellos en su entorno me inspira y moldea cosas en mi forma de ser.” Lo que lleva a otro juego de contrastes: en gran medida fue su experiencia de vivir unos años cerca del desierto, en Estados Unidos, lo que la conectó de un modo especial con la naturaleza. “Me fascinaba que en una zona que hasta ese momento me había imaginado hostil hubiera tanta vida. La del desierto es una vida que se adapta a su entorno y toma las formas más creativas para desarrollarse.”
En su exploración, Andy entró en contacto con técnicas utilizadas por las poblaciones originarias de América y buscó la forma de llevar esa influencia a su producción. “Hay textiles de Perú cuyos hilos están armados con torsiones en un sentido o en otro y, de acuerdo a eso, cobran diferentes significados para su cultura.” Esto, en el dibujo, lo logra por medio de la lupa y una torsión exacta del lápiz. “Es un trabajo meticuloso que requiere mucha concentración y quizás no se percibe a simple vista, pero es un valor agregado al resultado final que le da una significación más profunda.”
En esa dedicación y búsqueda descansa la intención de la artista “Creo que hoy estamos desconectados y trato de recordar con mis dibujos y pinturas nuestra unión con la naturaleza y el respeto por lo sagrado del entorno. Los seres humanos somos una parte de la naturaleza, y, cuando te desconectás, sos como un ser a medias. Hay que recuperar esa armonía.”
Por Agustina Schiffelbein
Facebook: Andy mermet
Instagram: Andy Mermet
Se pueden encontrar sus obras en: Galería Mar Dulce (Palermo), Punto Kiwi (Recoleta) y Bosque (Colegiales).
