Volvió el Ironman 70.3 a Nuevo Delta

Volvió el Ironman 70.3 a Nuevo DeltaLa segunda edición de la competencia tuvo pros y contras. La organización sumó muchos puntos en lo que refiere a la experiencia que vivieron los atletas, para quienes significó una jornada inolvidable. Sumado a eso, la localidad fue puesta nuevamente ante los ojos del mundo, permitiendo continuar consolidándola como escenario de futuros eventos deportivos o de otros ámbitos. Sin embargo, la fiesta que fue manchada nuevamente por la polémica debido a las continuas críticas de parte de los vecinos, cansados de exigir una solución ante la problemática del tránsito y la basura en el desarrollo del triatlón, entre otras cuestiones que generaron malestar.

Un éxito en términos deportivos
Los grandes ganadores fueron los 2300 participantes de 35 nacionalidades que pusieron a prueba sus espíritus en el circuito que nacía en Puerto Canoas dentro de Nordelta y que continuaba en Rincón de Milberg y Tigre centro. Con entrada libre y gratuita, más de 25 mil personas, entre vecinos y visitantes, disfrutaron de la prueba constituida por 1.9 km de natación, 90 km en ciclismo y 21 km de atletismo.

Para muchos, significó la oportunidad de tener una competencia de renombre internacional en la puerta de casa, sin la necesidad de tener que movilizarse a zonas más céntricas de Buenos Aires. Para otros, lo importante fue la influencia que generan pruebas de este estilo, donde la adrenalina se transfiere a los espectadores y deja una marca que sirve de estímulo para animarse a alguna actividad física. En tal sentido, todos los presentes durante el Ironman coincidieron en algo: las bondades con las que cuenta Nordelta y zonas aledañas son especiales para del deporte y la vida sana. Palabra autorizada para hablar de ello es la del canadiense Lionel Sanders, ganador de la prueba, que afirmó ante la prensa que “pocas veces en la vida se tiene la oportunidad de correr en lugares tan hermosos”. La que también tuvo palabras halagadoras fue la estadounidense Haley Chura, vencedora de la categoría femenina del certamen. “Cuando veía fotografías del lugar por donde iba a pasar la competencia no podía creerlo. Pensaba ‘voy a tener que quedarme algunos días luego de la competencia’”, dijo entre risas, mientras prometía volver ante la posibilidad de ediciones futuras del Ironman.

Hablando de participantes, hubo varios vecinos que se animaron a la travesía de cumplir con la prueba del hombre de acero, empujados por el deseo de alcanzar la gloria o simplemente por el regocijo de llegar a la meta. Para estos valientes, hubo una grata y evidente evolución en la organización del evento, en comparación a su primera edición. A propósito de los cambios más visibles, se pueden mencionar: los micros empleados para transportar al público desde el estacionamiento hasta la largada; la planificación del circuito dispuesto de manera tal que los competidores pudieran hacer sus mejores marcas; o el espacio brindado al público en general, que además contó con una aplicación para celulares donde podía ver en vivo los resultados del triatlón.

En una charla mano a mano con Abayubá Rodriguez, director deportivo de Ironman Argentina, se mostró satisfecho por el trabajo realizado este año. “Crecimos mucho en este tiempo que pasó. Cuando los números se convierten en personas, empezamos a dejar de preocuparnos y a centrarnos en el disfrute de todos aquellos que vienen a ver y a participar del Ironman”, afirmó.

Esta segunda edición del Ironman 70.3 también acrecentó la imagen de Nuevo Delta como un entorno ideal para eventos de elite internacional. Según los organizadores del certamen, “la infraestructura en seguridad, salud y oportunidades de esparcimiento de Nordelta lo convierten en el escenario perfecto”.

Para algunos vecinos, un fracaso
Pese a todos los datos positivos, es necesario resaltar las críticas de un gran porcentaje de vecinos que nuevamente se sintieron perjudicados por la organización y la Asociación Vecinal Nordelta (AVN). Lo que más los enfureció, según su mirada, fue la falta de interés en la opinión de los residentes de los barrios.

En primer término, hay que decir que las quejas se hicieron visibles mayormente a través de las redes sociales. En Facebok, fueron tajantes los posts sobre la manera en que se realizó el operativo de ordenamiento vial, el cual generaba graves retrasos e invitaba a estacionar en lugares indebidos. Con cortes en el Camino de los Remeros, Ruta 27 y Acceso Tigre, explicaron que la ciudad fue un caos. Por si fuera poco, apuntaron contra los clásicos imprudentes cruzándose a pie por las calles, que provocaban situaciones peligrosas.
Según comentaron algunos nordelteños en la fanpage de Locally, al conocer los problemas que podría traer aparejado la realización del evento, decidieron trasladarse a barrios linderos. No obstante, indicaron que les fue imposible escapar al tumulto y el ruido. Es el caso de María, residente en El Palmar, quien dijo: “Fue una situación muy estresante y parece que no hay nada que podamos hacer. La AVN hace oídos sordos a nuestros reclamos, pese a que uno todos los meses paga puntualmente las expensas y los aumentos”.

Otro saldo negativo del evento fue la falta de compromiso del comité organizador, como así también de atletas y espectadores, en lo que respecta al tratamiento de la basura. Si bien se instalaron contenedores en distintos puntos de la competencia y en los altoparlantes hacían referencia a ellos, amenazando con “penalizaciones” a los atletas que no los emplearan, nadie lo tomó seriamente. El resultado fueron cúmulos de desechos a lo largo de las calles, en una escena por demás desagradable.
El tema seguridad también fue una ficha puesta en juego en a lo largo del Ironman 70.3. Los comentarios no fueron para nada alentadores. La vulnerabilidad producida por la presencia de una gran cantidad de personas merodeando por los barrios fue el principal reproche. La falta de garantías y de cumplimiento de la tranquilidad que pregona como bandera Nordelta, también fueron un punto fuerte de los reclamos vecinales.

Ciertos residentes fueron más cautos al momento de expresarse sobre la problemática y decidieron hacer hincapié en la posibilidad de trasladar el evento a otro lugar. “Me parece muy bien que promuevan el deporte, pero no en un lugar que publicita tranquilidad para sus vecinos” y “me encantan esta clase de espectáculos del deporte, pero creo que deberían elegir un lugar más alejado de los hogares de las personas, para así no perturbarlas”, fueron algunos de los tantos comentarios que llegaron al muro de Facebook de Locally.

Ya sea pidiendo la colaboración de los vecinos para evitar el mayor daño posible o trasladando la competencia a otros parajes, la única salida viable es encontrar un equilibrio entre ambas partes y que sean tenidos en cuenta todos los actores. La idea es celebrar el encuentro del deporte con las personas, siempre y cuando no quede opacado por las consecuencias que genera. Esperemos que en la próxima oportunidad, el paso del Ironman por Nuevo Delta no sea objeto de polémica, sino de orgullo para todos.

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