«La zona comercial no pertenece a Nordelta»

Carolina se comunicó con nosotros mediante nuestras redes sociales haciéndose eco de lo que sucedió durante el fin de semana en la zona comercial de Nordelta. Esta es su carta de lectores:

«Estimados. Soy vecina de Nordelta desde el año 2005, cuando esta ciudad pueblo era apenas el comienzo de un gran proyecto, donde unos pocos para ese entonces apostábamos a que este lugar seria un lugar ideal para vivir y criar a nuestros hijos. Vivimos en diferentes barrios como Portezuelo, Los Sauces, Miradores de la Bahía, Puerto Escondido… con lo cual tenemos una amplia visión de la problemática individual de cada uno de los barrios y de la zona en general ya que también tenemos una empresa de servicios para el hogar con lo cual conocemos el territorio con los ojos cerrados.

Hoy después de tantos años, parece que el sueño se hizo realidad, el gran crecimiento que ha tenido lo que para ese entonces era aun incierto, pero así también como la gran oferta comercial, la densidad de población y los servicios con los que hoy en día contamos podemos percibir que evidentemente el tema de seguridad esta totalmente superado y no es congruente con la cantidad de personas que viven y transitan todos los días por nuestra querida ciudad.

Voy a apuntar directamente al tema en materia de seguridad que más me preocupa, y es el de cantidad de adolescentes que se reúnen sobre todo los fines de semana en la zona comercial y residencial que por lo que ahora me entero «NO PERTENECE A NORDELTA», o sea, los que vivimos y paseamos del otro lado de las barreras de ingreso a la troncal.

El viernes por la noche me tocó en primera persona, digo esto porque la que protagonizó el episodio fue mi hija Morena de 16 años quien fue victima de una gran golpiza incluyendo trompadas en la cara y patadas por parte de personas ajenas a Nordelta, vecinos de barrios aledaños a ruta 27 los cuales con fines delictivos se infiltraron en los grupos de chicos que se juntan habitualmente sobre todo los viernes que se organizan competencias de rap y robaron celulares y golpearon a varias adolescentes con la modalidad conocida como robos pirañas. Claro está que en ese caso mi hija no debió haber intervenido por la peligrosidad de los delincuentes que sin reparo alguno no dudaron en reacomodarse en la estación de servicio Petrobras para seguir increpando a los chicos con corridas idas y vueltas habiendo tomado intervención tardía el móvil de AVN (quienes no tienen poder de policía, así como las motos de la empresa de seguridad) y el COT que evidentemente desoyó el reclamo de los menores, ya que al menos a mi nadie me puso al tanto de la situación ni identificaron a los ladrones.

Según refiere mi hija, intervino ya que sintió una terrible impotencia de ver que nadie ayudaba a la chica a la cual estaban robando arrastrándola por el piso y sacándole todo lo que tenia encima celular incluido. Claro que este es el país del «no te metas» o miremos para otro lado, aún siendo testigos de lo peor. Yo crié a mis hijas transmitiéndoles que siempre es bueno detenerse y tender una mano, hacerse responsable, ayudar al prójimo, y está claro que en esa búsqueda de justicia, y por la edad que tiene no tomó real dimensión de los hechos.

Gracias a Dios la sacó barata, pudo haber sido mucho más grave. Hoy me preguntaba qué hubiese pasado si esa gente estaba armada. Espero que todos aquellos que tengan hijos y que vivan en Nordelta de un lado o de otro de la barrera me apoyen en esta cruzada de pedir más seguridad y refuerzo de los puntos mas vulnerables como ser el portón que esta al lado de la Petrobras por donde escaparon estos cobardes. Y solicitar que el COT no sólo se dedique a transitar por la zona sino a intervenir con la autoridad que corresponde ante hechos delictivos de esta índole, mas aún cuando las víctimas son menores de edad. A esta altura que abran o no la troncal es una anécdota.

Los delincuentes parecen vulnerar una y otra vez la deficiente seguridad de la ciudad pueblo, y parece que esperaran que pase algo realmente grave como para tomar medidas. ¿Quién nos garantiza que esto no vuelva a pasar? ¿Quién cuidará a estos chicos el próximo fin de semana cuando con todo su derecho vuelvan a reunirse con sus amigos? Es triste pensar que nos mudamos acá hace tantos años e invertimos en un lugar que creímos seria seguro para vivir, sin embargo ya se ha instalado la delincuencia. Mientras alguien me de una respuesta desde ya les aclaro que no me quedaré con los brazos cruzados. Tomaré todas las medidas pertinentes en todo sentido para garantizar la seguridad de mi hija. Espero que aquellos que lean esto y se sientan identificados al menos lo compartan entre sus contactos ya que la unión hace la fuerza».