Silvia Duarte, Karen Ayala, Claudia Mancilla, Johana Britez, Roxana Flores y Gilda Brúcoli, son parte de un grupo de mujeres vecinas de Las Tunas que colaboran desde hace varios años en la Fundación Nordelta. Comenzaron, como muchas otras mujeres del barrio, participando de propuestas de la fundación, en un inicio en grupos de embarazadas, continuando en grupo de puérperas, luego el Rincón de Juego y Estimulación. “En un principio lo hacían con timidez, acercándose a ver qué encontraban en La Casa. Luego, se fueron animando, disfrutando y apropiándose de las propuestas”, cuentan a Locally desde la fundación.
Participar les aportó seguridad, fortalecimiento familiar, personal y algo que quizá no buscaban pero encontraron: la construcción de nuevos vínculos, redes sociales que las contuvieron, sostuvieron y enriquecieron en sus vidas. Por todo esto, y mucho más, comenzaron a ofrecerse para colaborar en lo que la fundación considerase que ellas podían aportar. Querían devolver algo de todo lo que habían recibido. «Somos un grupo de mamás que nos conocimos mientras participábamos de los distintos talleres de la fundación y hoy somos un equipo de trabajo que busca ayudar a la comunidad de Las Tunas, nuestro barrio, el cual tiene muchas necesidades. Tratamos siempre de escuchar a las familias que vienen, ayudándolas no sólo a elegir las prendas que necesita cada integrante, sino también estamos pendientes de sostenerlas emocionalmente. Para nosotros este trabajo como colaboradoras, es una forma de devolver de alguna manera a la Fundación Nordelta las oportunidades que nos dieron en estos años. Hoy colaboramos haciendo algo que nos gusta y ayudando también a quienes más lo necesitan”, define Silvia Duarte.
Se acercaron entonces con propuestas de organización de eventos, días del niño, de la madre, o simplemente ayudar a juntar juguetes. Con una energía superadora, capacidad organizativa, pero por sobre todas las cosas con sentido de la solidaridad, comenzaron a formar parte de la fundación desde otro lado. Participaron de capacitaciones, jornadas de trabajo en la casa, siempre mostrando fidelidad y agradecimiento a la fundación por todo lo que recibieron y por el servicio que se presta en el barrio a tantas familias, sus propios vecinos. Gilda es mamá se Santino, de 2 años, y asegura que cuando le dieron la oportunidad de formar parte del ropero “me encontré con un grupo de grandes mujeres que me enseñaron a crecer, a compartir y hasta aprendí a ayudar a los demás, a escuchar a quienes también lo necesitaban como me pasó a mi”.
Hoy ellas son las responsables del funcionamiento de Ropero Comunitario, el programa que ofrece intercambio de prendas, orientado a familias que participan de las distintas actividades de Fundación Nordelta. El mismo propone como objetivo facilitar la vestimenta necesaria, promover una actitud activa en la resolución de una necesidad y dar a las donaciones que ofrece la comunidad de Nordelta y alrededores, un procedimiento y destino acorde a la filosofía de la organización. Ellas son las responsables de clasificar, ordenar y organizarsu funcionamiento, disponiendo de su tiempo y de todas sus capacidades para que sea un lugar lindo, atractivo, de buena atención y servicio. Actualmente son las principales promotoras de la fundación en Las Tunas, quienes detectan situaciones de riesgo, orientan y convocan a la participación. Para colaborar con ellas, se puede escribir a info@fundacionnordelta.org
Los números del Ropero Comunitario
-Las familias que participan del mismo deben cumplir con un 70% de asistencia como mínimo a los cursos y talleres de la fundación.
-28.202 prendas se entregaron durante el año pasado.
-Más de 700 familias pasan por el ropero en 2 turnos anuales.
A fines de marzo se lanzará, como cada año, la Campaña de Abrigo donde los vecinos pueden acercar ropa y abrigo que ya no usen para darle un mejor destino.