Yo recorrí todo Ecuador haciendo autostop. Y aunque la mayoría de sus visitantes vaya a conocer el país con medios de transporte más tradicionales, este no es un dato menor: nunca esperé más de veinte minutos. Los ecuatorianos cuentan dentro de los sudamericanos más amables y receptivos con el turismo. A la vez, al ser el cuarto país continental más pequeño de América del sur es posible conocer varios atractivos en un solo viaje y con poco tiempo. Las distancias son cortas y su infraestructura está preparada para moverse cómodamente y con rapidez de un destino al otro. Se puede pasar en el mismo día de un parque nacional frío entre montañas a una playa de agua transparente sobre la ruta del Spondylus.
Cuenca: belleza entre ríos
Cuenca es una ciudad colonial cuyos edificios históricos en 1999 le valieron ser declarada patrimonio cultural de la Unesco. La ciudad es literalmente cuenca de cuatro ríos que la atraviesan: Tomebamba, Tarqui, Yanuncay y Machángara. Es la tercera en importancia después de Quito y Guayaquil, pero los ríos y sus vistosas edificaciones le dan un aire menos cosmopolita. El mercado de las flores y las calles empedradas, la catedral vieja y las espectaculares cúpulas de la nueva o una panorámica completa de los techos coloniales en el mirador de Turi hacen olvidar que estamos en una de las ciudades principales y nos sentimos caminar un pueblo ruidoso con la naturaleza latiendo a través de sus cuatro ríos en cada esquina.
El columpio del fin del mundo
Baños de Agua Santa es una ciudad de doce mil habitantes rodeada por montañas. Y cuenta como uno de los destinos más visitados de Ecuador por una simple casita en un árbol: la que sostiene al columpio del fin del mundo.Un hombre llamado Carlos Sánchez construyó hace años el columpio en el terreno de un centro de monitoreo sísmico. Con el tiempo se hizo conocido y empezó a atraer turistas. Desde él se pueden apreciar las mejores vistas de los picos que rodean la ciudad cuando se disipa la niebla. Hoy, la estructura está reforzada, hay dos columpios, y han volado hasta aparecer en National Geographic. Pero además, Baños contiene una historia más atrapante que se encuentra en el interior del volcán Tungurahua, un gigante activo de más de cinco mil metros que provocó varias evacuaciones, y durante cuyas erupciones se han perdido habitantes, hogares, cosechas y animales. Su gente se acostumbró a vivir bajo su amenaza constante, y es un ejemplo de convivencia con la naturaleza en condiciones hostiles. De lejos parece una ciudad tranquila con un columpio mágico y hermosas vistas, pero Baños es el espíritu de un pueblo unido para enfrentar los desafíos de la naturaleza. Un destino inolvidable. Magia quichua dentro de un volcán 150 kilómetros al norte de Baños el aire se pone frío y en un pueblito de diez mil personas se escucha quichua y se ven vestimentas coloridas y ollas humeantes. Hay que ajustarse los cuellos de las camperas y salir muy temprano para ascender hasta los 3900 msnm y disfrutar la presencia del Quilotoa, una laguna color esmeralda que hace ochocientos años se formó en el cráter de un volcán.Para los aventureros, se puede andar en kayak o hacer senderismo con la oportunidad de observar venados, zorros o conejos y la vegetación característica. Quito La añosa capital de Ecuador es una de las ciudades de América Latina que mejor preserva su infraestructura colonial. La forman vistas de calles angostas y empedradas, catedrales centenarias y El Panecillo, elevación por encima de los 3000 msnm donde está la Virgen, algunos metros más alta que el Cristo de Río.
Texto y fotos: Agus Schiffelbein
*Se pueden leer otras crónicas de Agus en su bitácora de viajes www.viajemonosdeaqui.com