Nota publicada originalmente Enero 2014
Como tantos barrios de la zona, Nordelta tiene el privilegio de conservar espacios verdes donde aún habita la fauna autóctona de los humedales en que la Ciudad Pueblo fue asentada. Entre los distintos animales que los vecinos tienen contacto diario, una familia de gansos del barrio Los Sauces cobró especial popularidad, especialmente tras su extraña desaparición de su barrio de origen. Si bien las autoridades de Nordelta anunciaron que iban a ser trasladadas a una reserva ecológica, las aves fueron encontradas en un barrio lindero viviendo en pésimas condiciones.
Karina Kissling es vecina de Los Sauces y fundadora de Perro Comunitario, la ONG que se encarga del cuidado y castración de los perros de la zona, y junto a Nora Nouche intervinieron en este caso de reubicación inesperado de la familia de gansos. “En Los Sauces había gente que estaba a favor de los gansos y gente que no, porque le hacían caca en la entrada de la casa, a veces se cruzaban en el tráfico, entre otras cosas –explicó Kissling-. Se hizo una votación en el barrio para ver si se iban o se quedaban, y ganó gansos sí.” Nicole Aberg Cobo, vecina de Los Sauces, contó cómo los gansos ya eran parte del barrio. “Hace unos meses cuando comenzaron las quejas hacia los gansos, les prohibieron a los guardias alimentarlos; con mi familia nos volvimos unos de los varios propietarios encargados de que comieran todos los días.”
A principios de diciembre, AVN envío un mail a los propietarios de Los Sauces informando que los 11 gansos iban a ser trasladados a una reserva ecológica en Pacheco. “Voy a averiguar a la guardia y me dicen que ya se los habían llevado, pero nadie sabía nada. –conto Karina- Después me enteré que los transportó la empresa Garden Group que en Nordelta se dedica a matar a los coipos con unas trampas de hierro que les quiebran los huesos.” Sumado a esto, el traslado de los gansos fue en un jaulón enorme a plena luz del día, cuando en realidad debe ser con la jaula tapada o de noche porque los animales se estresan y hasta pueden morir en el viaje.
Mientras tanto, Nora consiguió la dirección del destino de los gansos y junto con Karina fueron a investigar el asunto. Se encontraron con un escenario muy diferente al de una reserva ecológica. «El lugar quedaba por los fondos de Nordelta, en una zona muy humilde. Llegamos y nos abre el dueño de casa, Ricardo, que tenía un montón de aves exóticas, como si estuviera relacionado con el tráfico de estos animales –relató Karina-. Tenía un lago con agua estancada, las aves estaban comiendo pan con leche y faltaban 2 gansos que se los había llevado el muchacho del camión.” Después de denunciar en la Asociación Vecinal de Nordelta la situación precaria en que se encontraban los gansos, Marcelo Costa, el gerente general de AVN, aclaró que no estaba enterado de nada y que los animales iban a ser trasladados a Bio Huellas, una reserva en Luján perteneciente a una amiga de Nora que ya había sido propuesta por ellas anteriormente. “Al día siguiente cuando los estaban trasladando, frené al camión para chequear que estuviera todo bien –contó Kissling-; estaban los 11 gansos, pero en muy malas condiciones, con las alas lastimadas. Por lo menos esta vez habían tapado la jaula.”
“El hecho de que aparecieran un día y se los llevaran sin decir nada demuestra que sabían que estaban tomando una decisión incorrecta al ir en contra de la opinión de la mayoría en el barrio –argumentó Nicole-. Su falta de consideración destaca su incapacidad para actuar en nombre y a favor del ecosistema.” Hoy los gansos están en Bio Huellas, pero continúa la indignación por el maltrato que recibieron los animales. “Las autoridades de Nordelta maquillaron toda la situación y va más allá de los gansos –opinó Karina-. No puede ser que te inviten a vivir con la naturaleza, y hacen desastres. Sé que hay vecinos que se quejan de todo porque no toma conciencia que hay consecuencias de vivir en la naturaleza, esto era un humedal y nosotros vinimos a invadir, yo también soy culpable.”
Karina también lucha por la protección de otros animales que viven y transitan por la Ciudad Pueblo, como los coipos, los perros y las gallaretas. “Me parece importante que se preserven los animales que habitan aquí y ahora, porque son seres vivos y si bien invadimos un montón, lo poco que queda, al menos hay que respetarlo –concluyó Kissling-. Se supone que Nordelta tiene un equipo de gente que son especialistas en medioambiente entonces que hagan las cosas cómo deben. Hoy los gansos están muy bien, de todo esto, lo bueno es que el final de la historia es feliz.”
Por Lucía Colombo