Cuando la temperatura sube y las radiaciones solares se intensifican, los expertos no se cansan de alertarnos sobre la necesidad de usar cremas solares para prevenir los efectos nocivos del sol sobre nuestra piel. Sin embargo, no estamos tan acostumbrados a oír advertencias sobre el perjuicio a los que nuestros ojos se encuentran expuestos en esta época del año.
Los rayos ultravioletas (UVA y UVB) son altamente dañinos para la vista. Asimismo, otra zona comúnmente olvidada es la piel de los párpados, localización frecuente del cáncer de piel. Es por ello que es importante protegerse, ya que al igual que la piel, los ojos también tienen memoria si fueron expuestos excesivamente a los rayos UV.
Anteojos de sol con «protección UV 100%», ¡siempre!
Para protegerse de los efectos de la radiación UVA y UVB es fundamental el uso de anteojos de sol, contrariamente a lo que se cree, no es importante el color del lente, sino que tenga la protección adecuada contra los rayos UV. No hay una relación directa entre el tono del cristal y el grado de protección, es decir, no significa que cuanto más oscuro sea el vidrio más nos protegerá de los riesgos del sol. Existen anteojos transparentes que tienen filtros ultravioletas. Por ello es importante comprar los anteojos en ópticas reconocidas, en donde esté garantizado que el lente tiene filtro o en donde uno pueda averiguar con un profesional si verdaderamente lo tiene. Preferentemente su formato debe ser envolvente cubriendo toda el área de los ojos. Hay que utilizarlas también en los días nublados.
Protección dentro del agua
Para evitar la irritación de los ojos al nadar o al practicar deportes en la pileta o en la playa es necesario el uso de lentes de agua o antiparras protectoras, algunas pueden incluso tener el aumento que la persona necesita.
Evitando las conjuntivitis estacionales
En verano los casos por infecciones virales de conjuntivitis aumentan hasta un 20%. Cada dos o tres años se producen brotes que deberíamos prevenir desde la concientización y la higiene. Las altas temperaturas invitan a refrescarse pero el agua clorada de las piletas y el ambiente colmado de gente en la playa aumentan los riegos de contraer esta infección tan molesta. Evitemos arruinarnos las vacaciones cuidando la higiene del área ocular. Evitemos compartir las toallas y refregarnos los ojos con las manos sucias, lavemos nuestra cara con agua y jabón al salir de la pileta, el uso de lágrimas artificiales puede ser nuestro aliado para mantener nuestros ojos lubricados.
Ojo con las lentes de contacto
Si se usan lentes de contacto, habrá que sacarlas antes de entrar a la pileta porque los microorganismos podrían adherirse, crecer allí y producir una infección en la córnea. Tampoco es conveniente usarlas en el mar: el viento, la arena y el sol son una mala combinación para los usuarios de lentes de contacto, es preferible usar anteojos de sol con nuestra graduación para estar más tranquilos.
Cuidemos a los más pequeños
Los niños suelen pasar más tiempo al aire libre en vacaciones y, por tanto, están más expuestos a sufrir afecciones en sus ojos. Por eso, hay que evitar la exposición en las horas de máxima intensidad, así como ponerles gorros o sombreros y usar lentes de sol con filtro UV a partir de los 5 ó 6 años
Asimismo, es muy importante proteger a los niños de la radiación UV, ya que está demostrado que más de la mitad del tiempo que pasamos expuestos al sol en nuestra vida se produce antes de los 16 años.
No abusemos del aire acondicionado
El uso prolongado de sistemas de climatización induce al llamado síndrome del ojo seco, que provoca visión borrosa, picazón o sensación de quemazón. Es recomendable mantener una temperatura entre 21 a 25 grados.
Descansemos también las pantallas
Solemos pasar largas horas delante de las pantallas de la PC, smartphones, tablets o la TV, esto puede originar fatiga o molestias oculares. Por eso, es importante darle unas vacaciones también a nuestros ojos y reducir las horas de exposición para dedicarnos a otro tipo de actividades recreativas.
Alimentate de forma correcta
Incorporá en tu dieta productos ricos en vitaminas A, E, C y antioxidantes como las zanahorias, las verduras de hojas verdes o frutas como los albaricoques, las cerezas, las naranjas y las fresas. Los ácidos grasos Omega-3 también pueden ayudar a protegernos del síndrome del ojo seco.
Revisar periódicamente la vista
Acudir una vez al año, como mínimo, a una revisión oftalmológica para evaluar el estado de salud de los ojos si tienes algún defecto visual.
Por Dra. Betty G. Arteaga
Médica Oftalmóloga
MN 112149 MP 332301
Servicio de Oftalmología – HIBA