Meditación del tiempo presente

el principio de la meditacion

El principio de la meditación es poder recentrarnos, poder encontrar una estabilidad suficiente durante un tiempo mínimo que nos permita resituarnos en el todo, en nuestro propio movimiento interior y en nuestro movimiento en relación al exterior. Cada técnica de meditación se deriva de una escuela o de una congregación particular. Nuestra técnica se deriva del conjunto de las tradiciones y sitúa al que medita fuera de todo estandarte religioso o congregación y en un tiempo universal, al que llamamos el tiempo presente. Consiste en “estar en un movimiento interior estructurado”. Al trabajar activamente sobre los centros energéticos para depurarlos y mejorar la circulación energética general, logramos calmar el mental, nos identificamos, nos reconocemos, nos escuchamos y revitalizamos para distinguir lo que pertenece a nuestro ser de lo que no nos pertenece. Al ubicarnos en el aquí y ahora, salimos de la confusión y entramos en una realidad más bella y más vasta de lo que hubiéramos podido imaginar.

Finalidad

La finalidad de la meditación consiste en tener acceso progresivamente al ser en su globalidad y encarnar el presente de su existencialidad. Cada una de nuestras células vive o no en el tiempo presente. La meditación nos permite actualizar el tiempo interior para estar totalmente en fase con el tiempo universal que es el presente de la realidad universal. Nos ayuda a revelar la realidad a través de la mirada puesta sobre el mundo como una mirada de revelación del presente.

Estamos manipulados constantemente por sentimientos que no son reales, en la meditación vemos cómo aparecen las emociones, los pensamientos, la lucha y cómo desaparecen. No se necesita racionalización, sino a nuestro guardián interno: observamos la emoción, la dejamos expresarse y la remontamos. Si en las emociones dejamos la excesiva sensibilidad, sin rechazo, se expresará la realidad.

Las situaciones que vivimos explican las emociones que sentimos, pero no justifican la forma excesiva de vivirlas. A través de la meditación accedemos directamente a los recuerdos emocionales. Los recuerdos emplean una parte u otra de nuestro cuerpo. Cada lugar del cuerpo es un sistema complejo y es soporte de los recuerdos de esta vida, de otras vidas, del karma. Nuestra misión consiste en liberar a nuestro ser de todos los recuerdos que hemos dejado en el inconsciente porque como nos hacían sufrir, el cuerpo los anestesió. Al estar en el inconsciente, se expresará cuando menos lo esperemos como si fuera una realidad presente.

Creadores de espacio

Meditar es convertirnos en creadores de espacio, vaciándonos de los contenidos que parasitan lo real. Hacer espacio en nosotros significa sacar, remover, soltar, vaciar de todo aquello que ya no es y que forma parte de la ilusión del pasado y por tanto de un tiempo y espacio que no fue totalmente pasado por la conciencia. Hacer espacio es reconocer el lugar que ocupan en nosotros las proyecciones del futuro que nos impiden disfrutar nuestro presente, esto es de la expresión de la vida aquí y ahora, lo que podemos llamar real.

Vaciarnos es un acto consciente de muerte voluntaria de las apariencias, las ilusiones, los objetos, para dejar que lo que es ocupe su verdadero espacio, espacio infinito y sin nombre que está por todos lados y que ya estaba antes de todo. Este espacio es pura consciencia que engendra vida y que habita en cada partícula que conforma la existencia, por eso podemos llegar a este espacio por cualquier vía que profundice mas allá de las apariencias, de la dualidad.

La meditación del tiempo presente es una herramienta, un instrumento que nos acerca al espíritu desde la integración de los diferentes estratos o realidades del Ser hasta ser luz de consciencia. En la meditación utilizamos la energía de consciencia, energía universal que emana de la Creación, y a través de ella re-conocemos lo que somos, como microcosmos pertenecientes al Orden Universal.

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