Se suele decir que el futuro es incierto, y que la educación tiene por delante preparar a nuestros alumnos para un futuro que no conocemos y empleos que no han sido creados aún. Y si bien esto es así, también es indiscutible que los principios fundamentales del cambio en materia de educación ya son irreversibles, y que la escuela puede ya mismo iniciar su transformación educativa.
¿Hacia dónde va la educación, y cuáles son los caminos que nos llevan a esos cambios?
– Aprender a aprender es el objetivo principal de la escuela. Somos la primera generación que tiene acceso a todo el conocimiento humano acumulado, y la principal responsabilidad de la escuela es hacer que los alumnos adquieran las habilidades y, lo que es mucho más importante, la motivación para querer aprender todas sus vidas. Para ello, debemos priorizar una pedagogía centrada en la investigación y el aprendizaje autónomo, en la que aprender sea mucho más importante que enseñar.
– Un modelo personalizado. Ya se acepta que todos los alumnos pueden ser exitosos en la escuela, y no todos de la misma manera. Métodos alternativos de evaluación, que no sea solamente mediante prueba escrita, y actividades de aprendizaje variadas hacen que esto ya sea posible. La enorme cantidad de oferta de opciones curriculares y extracurriculares también permite dar a cada alumno la posibilidad de crecer en el máximo de su potencial.
– La tecnología como puerta de entrada a la sociedad del conocimiento. La tecnología puede realmente revolucionar la escuela mediante juegos, apps, simulaciones y el uso de dispositivos personales para cada alumno, enfatizando las muchas aplicaciones positivas online, preparando a nuestros alumnos para ser usuarios críticos y conscientes de las implicancias éticas de los desarrollos tecnológicos.
– Una pedagogía basada en las neurociencias. Gracias a los avances en el conocimiento sobre cómo aprende el cerebro, buscamos continuar y acentuar las aplicaciones al aprendizaje de estos hallazgos (como el software adaptivo para aprender inglés y matemática que ya se utiliza en la escuela) con el objetivo de dotar a cada alumno del mejor camino para el desarrollo de su potencial de aprendizaje en base a su perfil neurocognitivo.
– Creatividad y pensamiento crítico como habilidades más importantes. En un mundo de sobreabundancia de información y donde todo pareciera estar ya inventado, la creatividad y el pensamiento crítico pasan a ser las habilidades más importantes que los alumnos deben adquirir, a través de actividades en la escuela en las que se favorece la creatividad y se desafía a los alumnos a tomar decisiones autónomas y asumir liderazgo respecto a su propio proceso de aprendizaje.
– El desarrollo personal como proceso fundamental. En un mundo de cambios vertiginosos y estímulos desconcertantes, el revalorizar la esencia de la persona y sus valores es el camino a recorrer para crecer en plenitud. De la mano de todos los avances en materia de tecnología y pedagogía, la escuela trabaja la introspección, la búsqueda de la identidad y un sentido de trascendencia, a través de retiros, encuentros y reflexiones.
Es frecuente que al pensar la escuela del futuro se la vea como algo distante, pero la realidad es que ya la estamos construyendo. Los invitamos a conocerla.
Gabriel Rshaid
Headmaster
St. Andrew´s Scots School