En una casa alegre y luminosa, dentro de Laguna del Sol, nos recibe Sebastiana. Hay fotos de sus hijos, cuadros, plantas y el jardín que se deja ver por las ventanas. La puerta de la cocina se abre y un aroma a torta recién hecha invade el comedor. Con un rico café y una buena porción de Carrot Cake empieza la entrevista. Es que Sebastiana Amorim hace diez años que enseña a cocinar y nadie se va de sus clases sin probar sus recetas. “Estudié la carrera de gastronomía en el IAG, y no bien terminé empecé a enseñar, primero a empleadas domésticas y después a chicos y grupos de amigas. Algunos grupos vienen hace más de cuatro años”, comenta.
Siempre dispuesta a recibir y a enseñar, sus clases no tienen niveles y se pueden empezar en cualquier momento del año. Es así que en grupos reducidos de 8 personas y cada 15 días, la cocina de Sebastiana se transforma, y en las dos horas que dura la clase sus alumnos aprenden cómo preparar una entrada, un plato principal y un postre. “La idea es enseñarles nuevas recetas para que en sus casas puedan cambiar un poco el menú. Salir de la comida de todos los días, de las milanesas, del pollo… Muchas veces con sólo cambiar algunas especias o cambiando la forma de cocción inventás un plato nuevo. Nada muy elaborado que demande horas en la cocina, pero si rico y distinto”, nos explica, mientras vemos la sopa que acaba de preparar y que prometió pasar la receta.
Dentro de la cocina, le gusta el estilo tradicional pero con menos calorías, por lo que recomienda reducir la cantidad de crema y manteca en las preparaciones, pero comer un poco de todo: carne, pescado, pollo y muchas verduras. Así, entre aromas, degustaciones y charlas animadas, transcurre la clase, en donde primero ven cocinar a Sebastiana, para luego hacer lo propio y como premio final comer cada plato. Es un momento de encuentro, un momento de relax donde se genera un clima especial. Porque como dice Sebastiana, “no hay nada más lindo que cocinar para otros, tanto para la familia como para los amigos. Pensar en un plato especial y prepararlo para sorprenderlos, lleva al encuentro, a la reunión, al diálogo distendido”.
También hay temas especiales que se organizan una vez al mes y algunos son de noche para que los hombres no se queden afuera y se animen a cocinar. Por clases: sebastiana.amorim81@gmail.com
Por Pauline Walker
Fotos: Isabel Magnasco