Desde el comienzo de la formación de este barrio, la carencia del agua fue un problema para sus pobladores. Algunos realizaron perforaciones y colocaron bombas, pero encontraron aguas saladas y contaminadas. Incluso uno de los pozos daba agua de color amarillo. Las napas estaban muy cerca de la superficie, lo cual hacía difícil deshacerse de las aguas de desagüe que contribuían a contaminar las napas inferiores.
En los últimos 20 años, en sus intentos de obtener el agua en el barrio y organizados informalmente, los vecinos presentaron diversos reclamos en la municipalidad, que dieron motivo a expedientes, que con el tiempo fueron abandonados por las autoridades. Comprobado este abandono comenzaron a realizar manifestaciones públicas que, en diciembre de 2013, incluyeron cortes de la ruta 27, lindera al barrio. Y aunque esa vez llamaron la atención de la gente, prensa y autoridades, a la larga todo siguió igual.
Finalmente, hace 4 años la intendencia municipal hizo una red de distribución del agua que cubría la totalidad del barrio. Pese a las promesas que realizara el Intendente Municipal en el acto que motivó la terminación de la misma, el tiempo siguió transcurriendo sin que el agua llenara las cañerías.
A comienzos del año 2004, las Hermanas Pasionistas, con sede en el barrio, conjuntamente con el arquitecto Carlos Ricur que realizaba trabajos de ayuda en el mismo, con el apoyo del Colegio Michael Ham, decidieron organizar una campaña que llamaron “Agua para Rincón” para organizar acciones que impulsaran la llegada del agua.
En sus visitas por el barrio, contemplaban con sorpresa e indignación como los vecinos dependían del aguatero municipal para cubrir la más esencial de sus necesidades, el agua.
El cansado camión del aguatero, recorría las calles llenando los tambores de plástico, donde cada familia hacía su reserva de agua para todos los usos de la vida diaria. Buena parte de ellas no contaban con ninguna instalación sanitaria en el interior de su casa, por lo cual el balde era el medio común para la distribución y uso del agua para limpieza, cocina y aún para la higiene personal. La accidental ausencia del aguatero imponía una restricción inmediata del consumo y su reemplazo por agua envasada.
La habitual escena, que no parecía posible en el siglo XXI, transcurría sobre una ruta sobre la cual se alinean los mejores barrios cerrados de la zona norte.
La Asamblea
Una vez escuchados los testimonios de los vecinos se pensó que para tener una apoyatura eficaz tendríamos que incorporar a la mesa de trabajo una “pata política”. Ricur tomó contacto con la Sra. Vicky Burs, también vecina de la zona, que colaboraba con Cambiemos y quién, impuesta de la realidad del Barrio Juan Pablo II, decidió participar de la campaña acompañada por los concejales de Cambiemos de Tigre, Ana María Fernández Costa, Richard Edwards y el consejero escolar Camilo Piccone. A través de la Hermanas, convocamos a los vecinos a una asamblea abierta para establecer un punto de partida para la segunda parte de la campaña. El 25 de febrero se realizó la reunión con numerosa asistencia. En una primera etapa la angustia generada por la larga espera y el descreimiento generalizado hacia todo tipo de ayuda, se manifestó en una catarsis colectiva. Alcanzada la calma y del repaso conjunto de los medios usados sin éxito hasta el presente, se aceptó que quizás fuera oportuno cambiar los métodos violentos por una nueva postura de gestión firme, orgánica y con una apoyatura distinta ante la Municipalidad. Acordada esta postura, se labró un acta que firmaron los asistentes que fue encomendada, para su presentación al Concejo Deliberante de Tigre, por los concejales de Cambiemos que nos acompañaron en la Asamblea.
¡Llega el agua!
Hay una poesía española que dice: “Es flaca sobremanera toda humana previsión, porque en más de una ocasión sale lo que no se espera”.
El 10 de marzo a la tarde me llamaron la Hermana Cecila y Nancy Salazar (a quién acompañé con la obra de su casa) para contarme que repentinamente comenzó a salir el agua por las famosas cañerías enterradas. ¡Cuando me llamaron me quedé sin voz! ¡Qué bueno era haber participado de esta aventura!
En un segundo momento me invadió una bronca sorda… El agua estaba allí, ¡sólo había que abrir la canilla! Roza lo criminal lo que han hecho para poder mantener una población esclavizada. Sentí que de alguna forma todos debieran enterarse de lo que hicieron… que no es más que copiar lo que hacen en algunas provincias del interior de nuestro país.
¿Qué sucedió? ¿Fue sólo la acción que siguió a nuestro reclamo?
Dentro de los planes de Aysa para dar agua a las barriadas bonaerenses, correspondía habilitar ese tramo que seguía a anteriores ya en servicio. Lo cierto es que ese día, los astros se alinearon y le correspondió al Juan Pablo II.
La alegría de la gente era grande y no debíamos, ni queríamos, hacernos dueños de esta circunstancia que se vivía como un triunfo de los que fuéramos actores ocasionales.
En justicia, debíamos incorporar a la gente de Aysa y, a través de Natalia M. Gallupo de Relaciones con la Comunidad le pusimos cara, delante del barrio, a esos actores principales del acontecimiento. Ellos se ocuparon de responder las inquietudes de la gente, brindaron información técnica necesaria para que todos pensaran cómo conectar sus casas a la red y ofrecieron instancias de capacitación para quienes quisieran realizar esos trabajos. Mientras, los trabajos de reparaciones y habilitaciones parciales de las cañerías, avanzaban en el barrio entre pozos de agua y máquinas trabajando. El 22 de abril, algunos vecinos y los promotores de la campaña, junto a Natalia Gallupo, Verónica Rodríguez y Pablo Coria del equipo técnico, en representación de Aysa, después de una reunión en la playa de la línea 60, donde se respondieron las preguntas de los presentes, salimos encolumnados a visitar un sector de lo obra, donde se estaba realizando una importante conexión. Sobre el pozo y rodeados de máquinas, Pablo Coria, a cargo de la operación hizo una ajustada explicación a los presentes después de lo cual, se dio fin a la visita.
La obra era ya cosa propia, tenía caras y respuestas y el humor del barrio cambió desde allí.
El cambio de humor y la disposición a realizar algún trabajo voluntario para facilitar las cosas nos hizo pensar en realizar una sencilla encuesta barrial para conocer el estado de las viviendas, sus características y las facilidades para conectarse a la red.
La encuesta
En total se relevaron datos de 100 lotes de 7 manzanas, lo que representó un 35% del total.
Los lotes, de una medida aproximada de 10 x 30 metros, están ocupados por 162 casas, de las cuales el 65% son bajas. Las casas tienen un tanque externo para acopiar el agua del aguatero y solo el 55% tiene una canilla interior. El consumo de agua promedio por vivienda es de 240 litros lo que significa, para una población promedio de 3 personas, solo 80 lts/día, cifra significativamente inferior a los 180 litros de la media nacional.
Entre los resultados obtenidos encontramos 14 casos de personas con alguna discapacidad, producida mayoritariamente por problemas derivados de la ceguera o sordera.
Las posibilidades de efectuar las conexiones con la red ofrecían dos variantes, el interesado no requería ayuda (94% de los encuestados) o se solicitaría ayuda a la Cooperativa Barrial (16 casos). De hecho, en momentos de escribir este informe, la mayor parte de los vecinos ya han conectado sus casas por sus medios o a través de conocidos y también con el apoyo de los operarios de Aysa que, fuera de horario, lo realizaban por cuenta propia.
Final de fiesta
El objetivo se había alcanzado. La suerte nos había hecho aparecer como los triunfadores. El barrio nos conoce. Nosotros hicimos nuestro entrenamiento para articular en un proyecto a muchos actores. Y vimos sus frutos. También nos metimos más en la realidad del barrio, igual al de otros muchos, y encontramos gente con preocupaciones y necesidades que no pueden satisfacer desde largo tiempo. Y al hacernos partícipes de ellas, nos comprometen a mantener nuestro esfuerzo para mostrarles como hacer las gestiones necesarias y llevando su voz a las autoridades que correspondan por caminos que ellos tiene vedados, y enseñándoles que se puede y que deben aprender cómo realizarlas.
Ahora, habiendo alcanzado esa meta largamente esperada, ¿no es el momento de festejar?
Porque festejar es poner fin a una espera, implica renunciar a aquello que nos separa, implica la ofrenda de nuestra individualidad para hacer algo unidos. La fiesta se prepara con la ofrenda de cada uno y se vive con alegría unidos todos en un mismo canto. Hemos pasado el desierto. Hemos llegado al agua.
Por Arq. Carlos Ricur
RECUADRO
Participaron de esta campaña: Adela Beatriz Cossi , Alejo Martínez Youens, Camilo Piccones, Carla Kammann, Carolina Luchía Puig, Fernanda Yapura, Fini Romano Cavanagh, Francisco Pigretti, Hna Cecilia Aguirre, Hna Nelci Solorzano, Hna Nancy Enriquez, Inés Garam, Marite Constatini, Mer Barchi, Michelle Grandjean, Natalia M. Galuppo, Norma Medes Simoes, Pablo Coria, Pedro Cernadas, Santiago Galli, Valma Varela, Verónica Rodríguez, Vicky Burs. A todos ellos, muchísimas gracias.