¿Qué tienen en común la paz en el mundo, la sustentabilidad y el efecto sanador de la naturaleza?
Que fueron las temáticas elegidas por los organizadores y expositores de Chelsea Flower Show de este año, como leitmotiv, para promover la reflexión y transmitir mensajes, además de presentar jardines estéticamente memorables.
Chelsea Flower Show es una de las exposiciones más importantes de jardinería y paisajismo del mundo. Organizada anualmente por la Sociedad Real de Horticultura británica, la muestra se abre al periodismo y al público un breve lapso de tiempo, aunque el diseño, montaje y la preparación de los espacios demora meses, para lograr un impacto espectacular en los visitantes profesionales y amateurs.
La edición 2016 acaba de concluir, aunque afortunadamente sus efectos tendrán continuidad, ya que varios de estos espacios de trasladarán y reconstruirán en plazas vecinales e instituciones de salud. A continuación, nuestra síntesis de las tendencias en esta materia:
El cuidado del planeta continúa teniendo gran vigencia. En uno de los jardines premiados de la muestra, Andy Sturgeon FSGD proponela reflexión sobre nuestro impacto a largo plazo en la Tierra; grafica el movimiento y quiebre de las capas tectónicas y resalta los beneficios de las plantaciones adecuadas al entorno natural (foto1).
En la misma línea, Rosy Hardy utiliza una plantación profusa y colorida y la contrapone con gaviones y piedras para mostrar escenarios posibles de nuestro planeta. (foto 2). En forma lúdica, reutiliza piezas metálicas soldadas convirtiéndolas en escultura (reciclaje).
Hacer un uso intensivo del verde, ampliando al máximo las superficies de plantación en horizontal y vertical, es el objetivo que se plantea Kazuyuki Ishihara, recreando el frente de casa de un coleccionista de autos antiguos. Con cuidado del detalle, incorporación de especies nativas y multiplicidad de texturas, el japonés recibe uno de los premios. (foto 3)
La empatía hacia el otro, sobre todo los que sufren, fue también un tema recurrente.
John Warland, con su ondulante propuesta y un gran despliegue técnico, simboliza las subidas y bajadas de los viajes de la vida.(foto 4). Inspirado en los niños de zonas carenciadas, propone una luminosa y florida plantación por debajo de sus senderos, plasmando así su mirada optimista de un futuro mejor.
Mediante la actividad participativa, queinvolucra a un gran público, genera conciencia y la apropiación del espacio común, Philip Johnson expuso un incipiente proyecto australiano. Sobre la base de más de 300.000 amapolas tejidas al crochet por muy diversas manos, se propuso homenajear a los soldados caídos en guerras. No fue casual el color: un poderoso rojo sangre, resaltado además por su oposición al verde en el círculo cromático. foto 5
“Juntos podemos” se llamó el espacio diseñado por Peter Eustance MSGD, patrocinado por una fundación para la inclusión de discapacitados, con el aporte de la famosa percusionista sorda Dame Evelyn Glennie. Promoviendo su lema, “enseñemos al mundo a escuchar”, se trató de un jardín sonoro, en donde los instrumentos fueron los elementos constitutivos del paisaje: madera, agua, metal, recreando la música rítmica del agua, las palmas y voces de mujeres de las islas Vanuatu. foto 6
El beneficioso aporte a la salud de los jardines en general y las plantas en particular se plasmó también en otros varios espacios: una verdadera cama de hospital, cubierta de césped y una “manta” de ramas y flores entretejidas simboliza para Stephen Welch CMLI y Alison Doxey MPFD esa dimensión curativa del verde (foto 7).
La posibilidad de relajarnos, en un espacio de quietud y armonía, sobre un material noble y cálido como la madera, debajo de una semi sombra de tejido artesanal es el planteo de Sarah Eberle FSGD, también uno de los premiados. Completa el espacio una ecléctica plantación de herbáceas florales, hortalizas, aromáticas y frutales, haciendo su aporte a la posibilidad de cultivo y consumo de nuestros propios alimentos. (foto 8)
¿Cuáles de estas ideas podemos trasladar a nuestros jardines cotidianos?
– Atrevernos a una idea fuerte, audaz para su diseño y concretarla, de esta manera lo convertiremos en único.
– En esta línea, evaluar la inclusión y el aporte de elementos extravegetales: pérgolas, senderos, fogones, esculturas.
– Utilizar el poder sanador de nuestros jardines: cultivando nuestras propias hortalizas, aromáticas y frutos y, creando las condiciones de confort para pasar más tiempo en ellos y beneficiarnos de ese contacto con el aire libre y la naturaleza.
– Elegir cuáles son las superficies de nuestro jardín en las que vamos a pisar, jugar, descansar y concentrar el césped en ellas. Las que tengan sólo un aporte visual pueden resolverse con granza y plantación adecuada, por ejemplo, que requiera menor consumo de agua y mantenimiento.
– Considerar además de la vista, los demás sentidos en el diseño de nuestro jardín: así, perfume de flores, canto de pájaros, agua en movimiento aportarán otras dimensiones a su vivencia.
Por Lucila Bustos de Oda al Verde (Exteriores y paisajismo)
www.odaalverde.com