“Cultivar árboles frutales no sólo es posible sino también muy fácil, y en cuanto a la creencia de que tardan mucho en dar frutos desde que son plantados, sólo se aplica a unos pocos casos, como el palto o el avellano”, afirma Clara Billoch, autora junto con la fotógrafa Ángela Copello del libro “Frutales y Cocina”, recientemente publicado por Catapulta Editores. En su tercer libro se aboca a los frutales del jardín, cómo cultivarlos, cuidarlos y preparar riquísimas recetas. Billoch, paisajista y jardinera apasionada, creció en un jardín en donde había ciruelos, una higuera, un guayabo, además de un mandarino, naranjos y el clásico limonero en el patio. Para ella, pocas cosas se asemejaban a la satisfacción de llenar una canasta con los frutos de estos árboles y disfrutar de su rico sabor.
En este libro se propuso mostrar cada árbol frutal –de acuerdo con la estación que fructifica-, su forma, su cultivo y los desafíos que pueden tener en cuanto a plagas o enfermedades. Además, no podían faltar las recetas que se preparan con sus frutos, para que podamos aprovecharlos y saborearlos a pleno. Amigos, chefs y cocineros aficionados y por supuesto también, sus propias familias aportaron riquísimas recetas. Todo se fue sumando para hacer este libro y con Ángela Copello, genial fotógrafa y amiga, se enfocaron en inspirar a cada vez más personas, para que disfruten de la alegría de cultivar sus propios frutales.
Los frutales y sus cuidados
A la hora de nombrar sus frutales preferidos, Clara se inclina por un cítrico para el invierno: mandarino o naranja de ombligo. Un ciruelo para la primavera-verano y un membrillero para el otoño. Sus frutos, sus flores, sus sabores o las recetas que se pueden hacer con ellos son algunas de las razones.
“Los cítricos no necesitan demasiado lugar para crecer, pero tienen que estar al sol y reparados de las fuertes heladas. Aunque, una vez establecidos, las heladas les ayudan a madurar sus frutos. El suelo de los cítricos tiene que estar suelto y con bastante compost y turba para darles la acidez que necesitan. Los ciruelos, en cambio, necesitan un poco más de espacio para extender su copa y por supuesto también pleno sol y un suelo fértil y que no se acumule el agua, o sea un sector alto del jardín. Por último, los membrillos son más resistentes, pueden plantarse en suelos un poco más bajos o anegadizos como los terrenos de Nordelta. Los he visto crecer al borde del río en el Delta. Igual un suelo fértil y franco siempre es lo mejor”, especifica.
Siguiendo con las opciones de cultivo, la paisajista señala que el jardín es el espacio ideal para cultivar la mayoría de los frutales. Sin embargo, los cítricos, desde los famosos kinotos, hasta los naranjos y limoneros también se pueden cultivar en macetas. “Siempre que se trate de un árbol lo mejor es plantarlo en una maceta lo más grande posible para que puedan crecer y fructificar bien. Hay que chequear el drenaje de la maceta, ponerle piedras o cascotes en la base y después solamente compost con turba y humus de lombriz. Controlar el riego ya que estando en maceta los requerimientos de agua son mucho mayores y frecuentes que estando en el suelo”, asegura.
10 consejos para obtener lo mejor de un frutal:
1. Plantarlo al sol en un suelo fértil y donde no se acumule el agua.
2. Elegir la variedad que mejor se de en nuestro clima – región.
3. Comprar plantas sanas en viveros serios que vendan variedades certificadas, mirar la fecha en que va fructificar.
4. Gastar más plata en el sustrato que en el árbol (compost, humus de lombriz, turba).
5. Hacer un hoyo generoso y si el suelo es malo reemplazar por completo el mismo plantando a más altura que el nivel de suelo existente (porque a la larga se va a hundir).
6. Tutorar bien el árbol y si es sensible al frío protegerlo los primeros años.
7. Dar un buen riego de asiento y luego mantener el suelo regado pero no anegado, el exceso de agua puede ser tan malo como la falta de la misma.
8. Hacer una poda de formación el primer año y en los años sucesivos podarlo para mantener su forma y mejorar la producción.
9. Realizar controles de plagas y enfermedades orgánicos desde el primer momento en que se planta el árbol. Si se controlan desde jóvenes habrá menos posibilidades de que se apesten.
10. Mantener las palanganas u ollas limpias y cada año en el otoño agregar una buena capa de humus de lombriz.
Una receta para compartir
Membrillos en almíbar, por Susana Ferrari
Ingredientes: 2 kg de membrillos/ 1,600kg de azúcar / Ramitas de canela/ Clavos de olor
Preparación: Poner los membrillos en agua hirviendo un par de minutos y sacarlos, para facilitar el pelado. Después de pelarlos, cortarlos en octavos. Retirar las semillas y reservarlas, junto con los membrillos. Poner abundante agua en una cacerola, y agregar el azúcar, unas ramitas de canela y un par de clavos de olor. Llevar a hervor con parte de las semillas, envueltas en una tela blanca o dentro de los aparatitos especiales para contenerlas. Dejar hirviendo a fuego bajo unos 30 minutos y agregar los membrillos. Seguir cocinando a fuego bajo hasta que tomen el punto. Si los membrillos estuvieran listos y el almíbar no, retirarlos, dejar que el almíbar tome el punto necesario y después volver a incorporarlos. Tienen que quedar oscuros y brillosos. Si no se van a consumir en el momento, envasar en caliente dentro de frascos limpios y esterilizados por hervor.
Por Pauline Walker