El asesinato de Roger Ackroyd
La prolífica producción literaria de Agatha Christie nos ha regalado más de 80 novelas de misterio que ponen a prueba nuestra sagacidad detectivesca. Por más que uno casi siempre falle en descubrir al homicida de turno, el imposible negarse a otra historia y no volver a caer en las redes de una escritora que inexorablemente nos llevará a admitir las limitaciones de nuestro poder de observación. Mas por primera vez puedo asegurar, triunfante, haber descubierto al villano propuesto por la Dama del Misterio.
Narrado desde el punto de vista del médico James Sheppard, nos adentramos en el pequeño infierno de cotilleos y rumores que dan vida al pueblo de King’s Abbot, donde la muerte de dos de sus más veteranos ciudadanos levantará las sospechas de todos los vinculados a Fernly Park, la casona del acaudalado Mr. Ackroyd del título. La policía está convencida que la identidad del criminal no reviste de complejidad alguna, pero hay piezas que no encajan en el rompecabezas. Por fortuna, y librando de la cárcel a un inocente si es exitoso en su empresa, el retirado detective Hécules Poirot está allí para tranquilidad de todos… o por lo menos, de casi todos.
El refugio de la memoria
El historiador Judt, poco antes de morir en 2010 a causa de una enfermedad degenerativa de sus motoneuronas, escribió estas páginas autobiográficas, poniendo énfasis en sus mejores recuerdos personales sobre la historia, la gente, los amores y las ciudades. Este libro es, en parte, indudablemente la aceptación de una sentencia, pero a la vez parecería reforzar el sentido de que es posible conciliar con ese cheque en blanco que representa la muerte, si se elige, al menos, desde donde aceptarla («No podemos elegir donde iniciamos nuestra vida, pero podríamos finalizarla donde quisiéramos») y qué elementos dejar en este mundo. Judt racionaliza su agonía en almacenar sus preciadas memorias, como piezas útiles y multiuso, en este libro, como armario y depósito, por lo cual encontramos herramientas para percibir una historia (la suya) con numerosos momentos y pensamientos sinceros. Su visión del mundo, entre la defensa de la libertad y la criticidad de los movimientos políticos, económicos y sociales a nivel global, arroja un certero efecto en la lectura, apelando a derribar la ignorancia, en cualquiera de sus formas. El refugio de la memoria resulta una lección emocionante de lo importante de invertir el tiempo en lo que nos hace felices, aún en momentos de enfermedad.
Por Damián Serviddio y Marcos Mutuverría