“Siempre me gustó la cocina” dice Lucas Szikla, y más de un ama de casa entrará en pánico mientras recuerda con terror esa cabellera colorada, pronóstico de una heladera vacía y una cocina llena de experimentos culinarios por lavar. Él es uno de los primeros adolecentes en habitar Nordelta, en una época en que todavía no había cines ni centro comercial. Con su familia se mudaron a la ciudadpueblo hace ya varios años y hoy el fruto de su amor por la cocina se manifiesta en una nueva oferta de comida oriental: Atarashi Nikkei Sushi. Y elige como casa la zona que lo vio crecer.
Todo comenzó hablando con Matías Fernandez, su socio en este proyecto, quien cuando todo empezaba era chef en el restaurante sanisidrense 1000 Rosa Negra. Desde hace tiempo tenían la idea de crear algo juntos donde compartir su pasión por la comida, y un día las ideas se convirtieron en acciones. A fines de 2014 comenzaron preparando la comida para un catering en el barrio Los Castores de Nordelta; y el favor de la gente provocó que la semana siguiente los llamaran para realizar otro más, y la semana siguiente sucedió de nuevo. Habían empezado cocinando en La Alameda, en la cocina de la casa de los Szikla, pero pronto el proyecto empezó a pedir más espacio. A menos de un año del comienzo, Atarashi se prepara para abrir las puertas de su restaurante en el Boulevard Sáenz Peña, en el corazón cultural de Tigre. Desde allí ya preparan pedidos y reciben ocasionalmente a alguna pareja o grupo de amigos, a quienes les ofrecen un servicio íntimo y personalizado mientras preparan el espacio para la inauguración.
La diferencia que tiene este emprendimiento con las otras ofertas de sushi de Nuevo Delta radica en dónde se pone el foco geográfico del menú. “Nikkei es el nombre que se le da a la fusión de la comida peruana y japonesa”, aclara Lucas. “Es así porque en la época de la segunda guerra mundial Perú tuvo mucha inmigración japonesa; y a quienes llegaban se los denominaba de esta forma”. El resultado de esta mezcla cultural derivaría en una de las cocinas más exquisitas del mundo. Y para alcanzar este nivel, Atarashi busca los ingredientes más frescos del mercado; tanto en sus pescados, mariscos o componentes más específicos de cada plato, siempre prefieren elegir la mejor materia prima disponible, aunque implique pagar un poco más o viajar un poco más lejos, todo para que el resultado sea de la más alta calidad.
Hoy los socios se están dedicando de lleno a este proyecto, Matías abandonó su lugar como sushiman en 1000 Rosa Negra para enfocarse en Atarashi, y con Lucas se encuentran todos los días para cocinar juntos los pedidos del delivery y preparar los platos para los caterings en los que son contratados. Todo cobrará nuevas proporciones a principios del año que viene, cuando finalmente hagan la inauguración del espacio en Tigre que están terminando de preparar, donde quieren armar un lugar íntimo con atención personalizada, con algo de música en vivo y quizás invitar a diferentes comerciantes de la zona para realizar ferias. La familia de Lucas, sus amigos del barrio e incluso algunos de los que disfrutaron de su comida en los caterings ya se acercaron a la barra para comer en el local, y muchos más disfrutan de su comida pidiendo por delivery.
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