Los adolescentes y jóvenes que forman parte de la Comunidad Parroquial de Santa María de Tigre no pasan desapercibidos, no solamente porque cada vez son más, sino porque a la hora de brindar servicio a quienes más lo necesitan es notable la solidez en las propuestas, la organización y el plan de acción. Desde la Parroquia el objetivo es que cualquier adolescente o joven que se acerque, encuentre allí un grupo de trabajo. La respuesta es cada vez más contundente y los adolescentes están diciendo “presente” dentro de esta Comunidad que sale a las calles y propone integrar. Cuando ingresan al grupo de Confirmación emprenden un camino que empieza por complementar y reafirmar la vida religiosa familiar que traen consigo. Luego de esta primera etapa más bien introspectiva, el contacto con el servicio empieza a darse en un grupo llamado Maranathá, donde se amplían los horizontes y el encuentro con uno mismo comienza a implicar la figura del otro. Los grupos de Misión Divina Providencia y Misión San Francisco del Rosario son para aquellos jóvenes adultos que han decidido continuar este camino e incorporar al servicio como un modo de vida.
Los párrocos Damián y Agustín trabajan en la convocatoria y en la organización de los grupos para ampliar la comunidad y a su vez lograr que cada uno encuentre en la Iglesia su lugar. Se acercan adolescentes y jóvenes de Nordelta, Santa María, Tigre, Villa Nueva y alrededores. Con respecto a la proyección de los objetivos y la dinámica de los grupos, se trabaja desde la Parroquia en conjunto con los mismos jóvenes que van tomando un compromiso cada vez mayor con las actividades.
Isabel Divito (20) y Ramiro Passarini (23), quienes pasaron por las distintas etapas, cuentan su experiencia personal en el interior de los grupos y cómo vivieron la evolución del movimiento juvenil en este último tiempo. Isabel es estudiante de Derecho, trabaja y vive en Santa María. Se acercó a la Iglesia a tomar la Confirmación porque su familia siempre fue activa en la parroquia y sus hermanos mayores participaban del grupo de Misión. Un tiempo después, pasó a ser coordinadora de Confirmación durante tres años y actualmente es parte de Misión. El proceso que vivió sumado a su actual día a día en la Parroquia le generan una enorme gratificación que así expresa: “a pesar del trabajo y del tiempo que implica, siempre causa alegría. Te encontrás con vos mismo, con historias. El servicio te demuestras por qué estás ahí.” Con respecto a su experiencia como coordinadora de adolescentes en Confirmación, cuenta: “compartís tu fe con alguien que acaba de arrancar. Ves el crecimiento de los chicos y disfrutás del agradecimiento. Aprendés a coordinar con ellos”.
Ramiro también es vecino de Santa María, trabaja en una empresa de televisión satelital y es Licenciado de Administración de Empresas. Creció en una familia religiosa y siempre estuvo interesado por la religión en sí. Recuerda con emoción que cuando él se confirmó en la Parroquia lo hizo junto a un grupo de veinte personas y que actualmente, el último grupo que tomó el Sacramento estuvo conformado por doscientos cincuenta adolescentes. Ramiro fue coordinador de Misión durante cuatro años, otro dos estuvo en Maranathá. Actualmente se involucra con todo lo que concierne al servicio en los barrios vecinos. Explica Ramiro que los grupos tienen encuentros todas las semanas para charlar entre ellos, programar futuras actividades o para concretar encuentros en los barrios donde misionan. Maranathá, que significa “el señor viene”, está conformado por adolescentes y jóvenes que tienen de dieciséis a dieciocho años. Ellos se involucran con las familias del barrio ALGE (ubicado entre Nordelta y Santa María), sobre todo con los más chicos, a quienes les brindan apoyo escolar dos veces por semana. Esta actividad surgió a partir del contacto que hizo el Padre Agustín con los barrios vecinos y en particular con Cáritas, organismo de la Iglesia que se involucra desde hace años con las familias del barrio ALGE. Esta fusión generó la contundente complementación de la dedicación de los adultos con la de los adolescentes, que aportan su compañerismo y complicidad a la hora de relacionarse con los niños y realizar actividades tan familiares para ellos como la de hacer la tarea.
El encuentro de los sábados “Acción Social”, en el ALGE, reúne a todos los grupos de la Comunidad Parroquial que brindan servicio. Explica Isabel que todo lo que se empieza a palpar en Maranathá termina de cobrar fuerza en los grupos de Misión donde se preparan para ir a misionar durante una semana, dos veces por año. Del 2007 al 2014 concurrieron a La Isla, en el Delta, donde encontraron que la problemática más frecuente era la soledad. Allí tocaron puertas para charlar y conocer distintas familias. También realizaron actividades con niños, jóvenes y adultos con la finalidad de “formar Comunidad entre ellos”. Actualmente las misiones se hacen en el barrio de Moreno donde la concurrencia es más numerosa. Así lo relata Isabel: “En La Isla sentíamos que no llegábamos al objetivo. En Moreno la situación es distinta, se interesa mucha más gente y creemos que podemos lograr algo que en el Delta resultó muy difícil”. Regularmente, Misión Divina Providencia trabaja con el barrio Lucero y Misión del Rosario trabaja con la Capilla San Luís.
Uno de los logros más importantes desde la perspectiva de Ramiro e Isabel son los grupos de jóvenes que se están empezando a conformar en el ALGE y en el Lucero. Explican que por muchos años no había adolescentes que se confirmaran en estos barrios y en el último tiempo esta situación ha comenzado a cambiar. En el 2015 se confirmaron diez jóvenes. Ahora su proyecto es dedicar el tiempo más que nada a este objetivo ya que les significa un gran avance. “Pasamos de a nada a todo”, expresa Isabel. Por su lado, Ramiro describe: “lo que hacemos es salir a la calle, literalmente. Intentamos ser las manos de Jesús en la tierra, intentamos incluir a los marginados y sentimos que existe una Común Unión con ellos. En el apoyo escolar sentir el amor que te tienen es la forma más linda de agradecimiento. Y esto es lo que más nos gusta hacer, estamos esperando el día para ver a los chicos… y en ese momento no necesitamos nada más. La propuesta es ver otras realidades”.
El sábado 12 de septiembre de este 2015 un grupo de adolescentes, jóvenes y adultos se reunieron en la esquina del semáforo de la calle Martín Rodriguez, a pocas cuadras de la rotonda que conduce al Nordelta Centro Comercial y emprendieron una caminata encabezada por los párrocos Damián y Agustín. Las calles del barrio ALGE fueron recorridas para invitar a las familias a acercarse a celebrar la Unión con Jesús. Luego de música y oración por las distintas cuadras, el recorrido concluyó en la Capilla de este mismo barrio donde comenzó una misa templada por el sol de la tarde y acompañada de las guitarras y las voces de todos. Luego se celebró compartiendo lo que cada uno trajo para comer y beber.
Por Sofía Moras