Mi papá es un ídolo

Mi papá es un ídolo Cavenaghi NordeltaFernando Cavenaghi es un nombre muy conocido para el mundo del fútbol. Por más de que él sea un claro exponente del perfil bajo, cualquier amante de este deporte, especialmente aquellos del Club Atlético River Plate, saben que su nombre es sinónimo de gol. Incluso para los primos de azul y amarillo (como quien escribe estas líneas) es una personalidad respetada más allá de los colores. Hay pocos equipos que no hayan sido víctimas del “Torito”, un goleador clásico que nunca dejó de convertir en toda su carrera. Pero tiene un costado que menos conocen: su pasión por su familia. “Ser padre fue lo mejor que me pasó en la vida”, dice a Gallaretas.

Nació el 21 de septiembre de 1983 en Bragado (Bs.As.). Está casado con María Soledad Gaynor, quien fuera su novia desde los 13 años y es papá de Benjamín y Sophie, ambos nacidos en Burdeos durante el exitoso paso del Cavegol por el fútbol galo.

La pelota fue siempre su gran pasión. Dio sus primero pasos en las infantiles de Rivadavia de Chacabuco, Sportivo Bragado y Bragado Club, pero no es hasta 1996 donde reclutadores de River deciden llevarlo a la Capital. Allí comienza su carrera de la mano del Tolo Gallego. Los goles no tardaron en llegar. Convirtió en su primera presentación e inmediatamente se ganó un lugar en River y la Selección Sub-20. Tras varios títulos, Fernando comenzó su periplo por equipos internacionales. Rusia, Francia, España, Brasil y México fueron testigos de su fútbol.

Hay un hecho en la carrera de Cavenaghi que todo hincha Millonario tiene muy presente, algo que deja en claro su calidad como jugador y como persona. En 2011, el club enfrentaba el peor momento de su historia, descendiendo al Nacional B. Es “El Cave”, junto a Alejandro Domínguez, quien decide volver a River para pelear la situación. Logró el ascenso, portando la cinta de capitán, marcando 19 goles y ganándose el respeto del mundo del fútbol. A pesar de esto, en un confuso episodio nunca aclarado entre entrenador y dirigencia, Fernando dejó River una vez más. Aunque con el cambio dirigencial el “9” volvió y nuevamente se conviertió en pieza fundamental de los equipos de Ramón Díaz y Gallardo hasta hoy.

Su historia en Nordelta comienza en el año 2011, cuando en su primer regreso a River se convierte en vecino de Cabos del Lago. Ya en su tercera etapa en el Club de Núñez, se instala en el Golf. Consultado acerca de su vida en la Ciudad Pueblo, rescata la tranquilidad con la que se vive, especialmente con el tema de la seguridad. “Es uno de los temas más preocupantes para uno, no sólo acá. Viviendo en México y Brasil se vive la misma situación. Estamos expuestos a inseguridad y hechos violentos día a día. En Europa es distinto porque la gente tiene otra calidad de vida”, sostiene.

Se lo nota totalmente instalado y sin intenciones de una nueva mudanza. Sus dos hijos, Sophie de 4 y Benjamín de 6, concurren al colegio en Nordelta y Fernando aprovecha cada momento libre de su cargado calendario, plagado de viajes y concentraciones, para pasar tiempo con ellos. Del entrenamiento matutino, directo a su casa. “Ser padre fue lo mejor que me pasó en la vida. Poder formar una hermosa familia con la mujer que amo es un sueño hecho realidad”, asegura.

En lo que respecta a su futuro, Fernando finaliza su contrato en Junio y a partir de ese punto decidirá sobre su futuro, como siempre, teniendo en cuenta la opinión de su familia y qué es lo mejor para ellos. Lo que es seguro, es que hay vecino para rato. “La verdad es que a nivel familiar estamos muy bien y la idea es seguir acá. Estamos muy contentos en Nordelta”, finaliza.

Queda claro que Fernando es un ídolo como jugador y como padre.

Por Facundo Cabrera.

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