“El running es el único deporte en lo que lo único que necesitas es un par de zapatillas”, dice Aníbal Montes, vecino de Los Lagos. Pero hay casos en que hace falta bastante más que eso: él acaba de hacer el Cruce Columbia, atravesando Los Andes, y allí se requiere buen equipamiento, mucho entrenamiento y, sobre todo, mucho coraje.
Anibal hizo el Cruce en febrero. La competición consiste en tres etapas que alcanzan la impresionante cifra de 100 kilómetros a través de los más majestuosos caminos de montaña de la Argentina y Chile. Comenzaron desde la séxtuple del Cerro Catedral, en Bariloche, cruzando a Chile y finalizando con el regreso al punto de partida. Es considerada la competencia de Trial Run más importante de Sudamérica y participan corredores de más de 35 países. En la última edición se presentaron casi 2000 personas.
Aníbal es lo que se puede llamar un deportista nato. Ya desde chico se destacó en prácticamente todos los deportes que el Club CUBA le ofrecía, desde fútbol hasta esgrima. Con el correr del tiempo se enfocó de lleno en el running comenzando por carreras de 10 kilómetros, medias maratones, maratones, siempre exigiéndose al máximo, hasta el día de hoy. “El running es el único deporte en lo que lo único que necesitas es un par de zapatillas”, dice Aníbal, quien recientemente participó de la Maratón de Buenos Aires. “Corriendo ves cosas que la rutina no te permite”. Entre sus travesías más notables, están la realizada en el volcán Lanín hace aproximadamente diez años, o una de sus últimas aventuras, cuando corrió desde San Martín De Los Andes hasta Villa La Angostura.
Desde su llegada a Nordelta, más precisamente el barrio Los Lagos, hace poco más de dos años (fue el primer propietario en mudarse al barrio), Aníbal se entrena corriendo tanto por lo senderos de la Troncal, como en el gimnasio del Club Nordelta. Además participa de un grupo de vecinos entrenados por Gaby Castillo para corredores que buscan mayores exigencias. El grupo se junta tres veces por semana, saliendo de Puerto Canoas. “Desde hace varios años entreno solo, pero para desafíos como el del Cruce se necesita mayor orientación y disciplina”, dice. En los últimos meses el grupo se trasladó a las barrancas del bajo de San isidro donde llevaban a cabo largas jornadas de entrenamiento subiendo y bajando las mismas, todo con el equipo que usarían más adelante para aclimatarse al peso.
La preparación para este tipo de competencias es fundamental ya que una vez allí se enfrentan a tres etapas de 25, 45 y 33 kilómetros por día. Tal es así que Aníbal al no considerarse preparado para la edición del año pasado, decidió no participar. Más que entendible teniendo en cuenta que los participantes se exponen a la naturaleza misma en una de las zonas mas hostiles de nuestra región. Las lluvias, las temperaturas y la falta de caminos hechos por el hombre en casi la totalidad del circuito, hacen de este evento una activad exclusivamente para deportistas altamente experimentados. “Hubo gente que sufrió infartos, pre infartos, fracturas. De los 100, debe haber tan solo 2 kilómetros pavimentados. Hay que estar un poco loco para participar”, dice el vecino que corrió con barro hasta las rodillas, atravesó estrechos casi imposibles para una persona y hasta cruzó arroyos con agua helada hasta el pecho. “Por la fuerza de la corriente teníamos que cruzar todos juntos ayudándonos con sogas”, añade.
También rescata la importancia de mantenerse en condiciones durante la carrera. En sus mochilas tiene por lo menos 3 kilos reservados para la hidratación y otros 3 kilos más para la alimentación, barras o geles proteicos que resultan fundamentales. Al final de cada etapa los corredores arman sus campamentos, donde intentaran dormir, con suerte 7 horas para seguir viaje al día siguiente. “Para recuperarnos del desgaste del día nos recomendaron meternos en los lagos, ya que las bajas temperaturas ayudar a desinflamar”, cuenta. Como complemento, también utilizan antiinflamatorios y la organización del evento puso a disposición médicos para que asistan a los corredores con ejercicios de elongación. “Después de cada etapa –explica-, tenés que elongar por lo menos 40 minutos. Igualmente al día siguiente estás muy dolorido, pero es cuestión de concentrarse y seguir”.
Sumado a la importancia de la preparación física, Aníbal sostiene que lo mental también juega un rol fundamental. En su caso lo que lo motiva es el desafío, proponerse una meta y dejar todo para conseguirlo, sin dejar de disfrutar el trayecto. “Nunca renuncié en una competición –asegura-. Cuando estoy corriendo no pienso en el trabajo ni en nada que pueda desconcentrarme. Pienso en la carrera, en el desafío que implica, en los lugares por los que paso, porque son realmente increíbles y que difícilmente vuelva a verlos de esa manera. Por momentos estás solo a 2.000 metros de altura. Además, la sensación de llegara la meta es incomparable”.
Actualmente se prepara para competir en la famosa maratón de Nueva York en el mes de noviembre, pero ya se planteó un objetivo mucho mayor. Su intención es escalar el Aconcagua, de aproximadamente 4000 metros, en un futuro cercano: “No sé si el año que viene, pero me gustaría hacerlo. Es muy intenso, son 15 días más el entrenamiento”.
Por Facundo Cabrera
hola! felicitaciones a Anibal.
Queria contar que somos varios vecinos de nordelta los que fuimos y logramos hacer el cruce. en Glorietas somos 4 (dos que hicimos individual y dos en team)
algunos ya empezamos a entrenar este mes para el del Año que viene con el mismo profe (Ale Barallobres) …