La ley del más fuerte
Por Lic. Constanza Bonelli
Sobre la base de una cultura patriarcal que está empezando a tambalear por la revolución femenina de los últimos años, la “Ley del más fuerte” aprieta las manos para no caer.
Los policiales cotidianos son una muestra clara de esta situación. Femicidios, patotas, muertes todos los días. Crímenes pasionales, por delincuencia, por las severas diferencias, por la exclusión, por la imposición de supuestas leyes propias de quienes creen tener “el poder”.
Cultura, violencia naturalizada, violencia de género, lucha de clases, rechazo de lo distinto y temor por la inseguridad sobre la propia identidad.
Después de una larga historia de supremacía masculina, el crecimiento de la mujer en cuanto a los roles que hoy desempeña, la lucha por la igualdad y las voces femeninas que se escuchan cada vez más fuerte, pueden ser un camino interesante para pensar en esta cuestión del poder.
Ricos vs. pobres, bulleador vs. bulleado, hombres vs. mujeres, poderosos vs. débiles, jóvenes vs. viejos. Quedan así establecidos supuestos “vínculos de poder” de unos sobre otros en los cuales lo diferente es atacado.
En esta “cultura del espectáculo” en la que vivimos, los opuestos son remarcados, estereotipados, y esta estigmatización de los perfiles distintos agranda la brecha de las diferencias fomentando cada vez más violencia.
El bullying en los más chicos es el resultado de estas características culturales de violencia naturalizada, exacerbación de lo distinto, intolerancia y falta de recursos adecuados para una buena convivencia.
Las series muestran constantemente esta realidad, y al hacerlo también enseñan. Series sobre ricos contra pobres, sobre bullying y suicidios, sobre crímenes, series violentas aún para los más chicos. Algo similar a lo que enseñan los juegos de la play más utilizados por los más chicos. Violencia, guerras, destrucción del otro y de lo ajeno porque sí. Naturalización de la violencia desde edades en exceso tempranas.
Distinto sería si en lugar de ésto se transmitieran ejemplos de inclusión, de tolerancia, de empatía, que aportarían a un buen desarrollo de los recursos necesarios para socializar saludablemente.
Aceptar las diferencias, incorporar algo de lo distinto, aprehender, ponerse en el lugar del otro, es el camino adecuado para crear buenos vínculos a la vez que construimos nuestra propia identidad, sin miedos ni vergüenza por lo que elijamos ser.
La nueva generación trae bajo el brazo una mirada integradora, inclusiva, global, empática con lo diferente, con más igualdad, que considera la libertad de cada uno para construirse como quiera ser. Aunque todavía esto es muy reciente y los buenos resultados podrán verse unos cuantos años más adelante.
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UBA matrícula 31906
Candidata de la Asociación Psicoanalítica Argentina
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