Día internacional de la mujer – Por Lic. Constanza Bonelli
El 8 de Marzo se conmemoró el “Día Internacional de la Mujer” como reconocimiento a su lucha por una participación igualitaria en la sociedad, la emancipación respecto de la figura del hombre y su desarrollo íntegro como persona.
Celebro la existencia de este reconocimiento internacional y acompaño la lucha por la equidad y el cambio cultural en busca de una erradicación total de la violencia, en este caso de género, aunque lo pienso en relación a todo tipo de violencia.
El cambio cultural es evidente y permite pensar a la mujer con derechos iguales a los del hombre en todas las áreas de la vida. Aunque cuando vamos a la práctica no siempre encontramos el reflejo de este nuevo modo de pensar a la mujer.
Lamentablemente la lucha por la igualdad no logra frenar la violencia de género. Las cifras de femicidios no sólo no bajan sino que parecen estar subiendo. La violencia en todas sus formas está naturalizada en nuestra sociedad. Los noticieros dan claras muestras de ello en las cotidianas noticias que implican violencia. Parecen policiales más que informativos generales transformando en espectáculo esta triste realidad.
Nuestra sociedad naturaliza la violencia, y las voces femeninas revolucionarias intentan a gritos frenar esta naturalización. Sin embargo continúa existiendo.
Hemos avanzado en visibilización, denuncias y toma de consciencia, en leyes y campañas que ayudan y mucho. Pero la violencia de género es tema corriente, aún en su peor versión, los femicidios.
La violencia de género es un atentado contra la libertad, la integridad y la dignidad de las mujeres en todos los ámbitos en la que ésta se produzca. Implica cualquier tipo de violencia de un hombre hacia una mujer en un marco de relaciones de dominio, de poder, que pueda tener sobre la mujer alguna consecuencia de daño físico, psíquico o sexual, incluidas las amenazas o la prohibición de la libertad, tanto en el ámbito familiar como público.
Existen distintos tipos de violencia, física, psicológica, sexual y económica. Todas ellas con graves consecuencias de daño para quienes son víctimas. El maltrato físico es el más fácil de detectar y demostrar, pero los otros tipos de maltratos son menos visibles pero con igual o peores consecuencias.
El maltrato psicológico causa daño emocional atentando severamente contra la autoestima de la mujer, que llega a modificar sus comportamientos y sus creencias, quedando aislada y sujeta a una situación de la que le resulta muy difícil salir. Se refiere a todo tipo de insultos, indiferencia, desprecio, abandono, a celos patológicos excesivos del hombre que lo llevan a ridiculizar a la mujer humillándola, cuando están solos o frente a los demás; a actitudes de control sobre ella, lo que hace, los horarios, cómo se viste, cómo desempeña su rol de madre, de esposa,de amiga, etc.
Frente a esta realidad es necesario continuar el camino de transformación que comenzó con el movimiento femenino y seguir desarrollando estrategias para llegar a terminar, de una vez por todas, con esta naturalización de la violencia y así erradicarla.
Hacia los más chicos, educarlos en una igualdad de los derechos de ambos géneros, fomentando la empatía como herramienta fundamental para entender al otro, a lo distinto, lo que permitirá a la vez, desarrollar una identidad saludable sobre la base de la aceptación. Para la parte de la sociedad que ya tiene incorporado un funcionamiento machista y violento, cuestionar todo lo posible y de todas las maneras en las que se pueda, estos modos de pensar y de actuar, promoviendo una consideración de la mujer como un persona íntegra, digna y libre.
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Candidata de la Asociación Psicoanalítica Argentina
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