La clave contra la conjuntivitis
Higiene y consulta médica, dos claves contra esta inflamación ocular tan común.
Por Dra. Eliana Segretin Gutiérrez. Oftalmóloga. Hospital Italiano de Buenos Aires
(MN 111.134)
La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva que pueden padecer tanto niños como adultos. En el caso de las conjuntivitis infecciosas, el contagio puede producirse a través de las manos contaminadas con gérmenes, por el contacto o cercanía entre personas, por gotitas eliminadas al toser o estornudar. También puede ocurrir en piletas o a través de toallas, utensilios o juguetes contaminados. Según el agente causal, pueden ser no infecciosas (alérgica) o infecciosas (bacteriana o viral).
Se presenta con enrojecimiento ocular, edema o hinchazón de párpados, sensación de cuerpo extraño, secreción y párpados pegados que empeoran al despertarse. Cuando se producen por virus pueden estar acompañadas por fiebre, faringitis, otitis y secreción nasal.
En general, suelen ser infecciones autolimitadas y benignas, pero, a veces, pueden complicarse. Uno de los peligros de automedicarse es que muchos colirios contienen corticoides, que deben usarse con precaución y no en todos los casos. La automedicación tiene otra desventaja: algunas enfermedades más severas de los ojos pueden comenzar de manera similar a una conjuntivitis. Por eso, lo ideal es que todo paciente con comienzo agudo de enrojecimiento ocular sea evaluado por el oftalmólogo.
Tratamiento
El tratamiento varía según la causa que la produce. Es importante concurrir al médico para realizar un correcto diagnóstico. En la conjuntivitis alérgica, si es posible identificar el alérgeno causal, hay que evitar su contacto. Aplicar localmente compresas frías varias veces al día. Bajo seguimiento médico, se pueden utilizar colirios lubricantes, antialérgicos o corticoides.
Antes de instilar las gotas es bueno limpiar la secreción de los párpados y pestañas con una gasa esterilizada embebida en solución fisiológica y evitar que las pestañas toquen la punta del gotero para no contaminarlo. Nunca ocluir los ojos con apositos, ya que aumenta localmente el calor y se favorece la proliferación de gérmenes.
Cómo prevenir el contagio
Para prevenir el contagio hay que lavarse frecuentemente las manos, especialmente si se estuvo en contacto con una persona con conjuntivitis; evitar tocar los ojos y el rostro con las manos; limitar o evitar el contacto cercano y directo con personas afectadas de conjuntivitis (besos, abrazos); no compartir las toallas, pañuelos ni fundas de almohada que hayan estado en contacto con personas afectadas; no compartir objetos personales como colirios o cosméticos para los ojos; usar y cuidar apropiadamente las lentes de contacto, y no concurrir a escuelas, piletas o trabajo, según indicación médica.
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