Contemporáneos: la voz de los argentinos se alza en la literatura
Texto por: @viajarenpalabras
Los grandes autores como Borges, Cortázar, Sábato resuenan en mi cabeza al pensar en autores argentinos. SI bien los escritores del siglo XX dejaron la vara muy alta, son las nuevas plumas argentinas las que atraen a más lectores. Sus tramas están plagadas de cotidianidad. Bien podríamos catalogarlas en novelas psicológicas ya que versan continuamente sobre el por qué.
La soledad, la nostalgia y la añoranza a la niñez no dejan de sorprenderme en cada novela que toca mis manos. Me volví fanática de nuestros escritores, supieron ponerle palabras a emociones que se escondían en mi interior.
A continuación, recomiendo tres ficciones de autores argentinos contemporáneos que no podés dejar de leer:
Batán, Débora Mundani
Batán es de esas novelas que te toma por sorpresa, te quitan el aliento y salís de ellas turbado, con otra visión de la realidad. Esta es una historia de hundimiento, donde la depresión se manifiesta en el abandono, el exilio, la negación y hasta en las drogas.
A través de las melodías de Zitarrosa, Paula intenta ordenar su pasado, así como lo hacía con los libros, para encontrarse, para dejar de boicotearse y aceptar las dificultades que fue atravesando a lo largo de los años.
Así como el Gordo, mientras leía esta novela me sentí fuera de foco, en trance con un constante malestar, y a través de de una historia personal y familiar pude comprender una época en la historia argentina, un dolor profundo que atravesó a miles de familias en la Guerra de Malvinas y continúa hasta el día de hoy.
¿Qué es Batán? Batán es la cárcel. Batán es el trailer que se engancha atrás del auto y acarrea. Batán vive en cada uno de nosotros como una puerta del olvido. ¿Frases? Resalté miles. Les muestro algunas: Contemporáneos: la voz de los argentinos se alza en la literatura
- “Esos hijos internados se parecían más a los que alguna vez habían soñado”
- “Como si clasificar hiciera más entendible las cosas”
- “A veces se parecen, el miedo y la culpa”
Los silencios, Mauricio Koch
Como un litoraleño sin litoral, el hombre vive buscando su identidad. Se da cuenta de que la perdió cuando recibe una llamada de su padre, anunciando que la madre ha muerto.
El retorno al pueblo, a Hernández precisamente, hace que Andrés piense en un pasado lejano en el que la ingenuidad y el amor eran los protagonistas.
El viaje a Buenos Aires parece imposible. La rutina, el reloj que parece no frenar quedan atrás para que, desde el recuerdo, el olvido y las piedras en el camino, se reconstruya una relación entre padre e hijo. Y es que desde los silencios nacen las relaciones más fuertes.
El pueblo como representante del pasado, de aquello que no tiene fin, se enfrenta a un presente al que el protagonista no quiere hacer frente.
Desde los silencios la figura paterna se alza entre los olvidos; desde la memoria se construye la figura materna que jamás va a ser olvidada.
Una novela nostálgica, donde el tiempo parece volver atrás. La tristeza es el hilo conductor de una historia que supo ser.
Como si existiese el perdón, Mariana Travacio
Me animo a decir que es uno de los mejores libro que leí. Entre lágrimas tuve que cerrarlo, sin esperar más, un final justo y merecido. Me quedé con ganas de saber qué hay en la otra vida, a qué Dios le rezó cada uno de los caídos.
En estilo gauchesco, Mariana Travacio nos introduce en un tiempo remoto, donde la sangre es más fuerte que cualquier otro vínculo. El Tano, Juancho y Manuel te van a acompañar hasta el final como si se materializaran más allá de las hojas.
A partir de un malentendido y un asesinato, un grupo de hombres va en busca de su destino. Vas a escuchar sus voces, sus miedos, la culpa. Vas a escuchar hasta el último perdón. Vas a explorar el mundo de los “como si”, palpando las metáforas que se presentan en el camino.
No les quiero contarmás, solo te adelanto que desde los cinco sentidos vas a sentirte parte de este trio, un ejemplo de la verdadera amistad. “Mariana Travacio hace hablar a sus personajes a través de la voz del tiempo, de la historia de un lugar”
De yapa, agrego una cuarta recomendación, uno de los libros más fuertes que leí a lo largo de este año. No es una lectura para cualquiera, solo para aquellos que se atrevan a entender nuestra sociedad que emerge entre líneas de la vida de Cometierra.
Cometierra, Dolores Reyes
El testimonio puede estar presente en la ficción y Dolores Reyes da fe de ello. Cometierra reside en el difuso límite entre realidad y ficción porque cuenta historias que no sucedieron, pero bien podrían haber acontecido. Necesita de la fantasía para darle más fuerza a esas voces que quedaron olvidadas.
Esta novela se presenta como un grito ahogado para no olvidar a los que residen bajo la tierra. “Solo el dolor parece no morir nunca” repite su personaje principal, que se siente interpelada corporalmente por los desaparecidos. Cometierra come – literalmente- tierra para viajar a los momentos donde la muerte es el denominador común.
No podemos escapar de nuestra esencia ni de donde venimos por más de que cambiemos el contexto. No se le puede escapar a uno mismo y Cometierra deberá aprenerlo a los golpes que le dio la vida. Su trama va más allá de los olvidados, nos habla una sociedad acostumbrada a la violencia, a la marginalidad y a la rutina. Su autora nos devela un contexto donde los hijos del femicidio encontrarán su voz, aún cuando dicho término no existía.
La figura de la madre toma un rol esencial en la novela, como si de una sombra se tratara, una que no podremos borrar. Y es que, ¿qué haríamos sin nuestras madres, las raíces de nuestra vida?
Más que una crítica a la sociedad, creo que Cometierra nos abre los ojos a una realidad que no podemos (o queremos) ver; una realidad que está cerca y le damos la espalda. Cuenta la vida en el conurbano. Una vida cargada de soledad y vacío. Una vida sin familia donde solo se puede apoyar en uno mismo.
Avanzaba en la lectura con angustia y devoción por saber más. Necesitaba un final feliz, todavía no sé si lo conseguí. “Si ellos no tenían la culpa, ¿quién? ¿Mi cuerpo? No podía solucionar lo que mi cuerpo veía” resuena en mi mente desde el día que terminé esta exquisita novela. No tiene desperdicio, de las mejores lecturas que me trajo el 2019.
Contemporáneos: la voz de los argentinos se alza en la literatura
También te puede interesar: Literatura infantil: historias que alimentan nuestro niño interior