Los celos: Lic. Constanza Bonelli

Los celos: Por Lic. Constanza Bonelli

Los celos son sentimientos normales, estructurantes del psiquismo, pero que pueden volverse desestructurantes y en ocasiones cobran intensidades excesivas. Además de su parte consciente, es decir, lo que queda claro en la escena de celos, tienen bases inconscientes que es necesario comprender si se quiere analizar lo que sucede cuando ellos aparecen.

Los celosMás allá de su intensidad, suelen mezclarse con otras emociones, lo que hace de ellos algo más complejo. Pueden despertar sensaciones de despecho, sentimientos de abandono, miedos por la pérdida del amor de la persona celada, rivalidad, inseguridad, desconfianza paranoide, y puede confundirse también con envidia, aunque esta tiene características distintas.

Atravesar el drama edípico nos permite la construcción de nuestro psiquismo. Este pasaje puede darse de distintos modos y con diferentes intensidades. Y de allí en más quedará grabada la modalidad vivenciada y será trasladada al resto de las relaciones a lo largo de la vida.

Al nacer en un estado de indefensión el ser humano crea una relación primaria, con su madre o cuidador, en la que queda indiferenciado de ella. En un comienzo, madre e hijo para el bebé constituyen una sola unidad que a lo largo del crecimiento se va disolviendo, diferenciación que queda atravesada por el Complejo de Edipo. Los celos aparecen desde la diferenciación del otro. Cuando el individuo se conforma como un todo diferente de su madre, lo hace comprendiendo que ya no está simbiotizado, pegado, con ella y por lo tanto aparece el temor a la pérdida de amor que antes no era posible si eran la misma unidad.

El sentimiento de ser uno con la madre, se transforma luego en un impulso de posesión amorosa que la considera como propiedad, a la vez que cree ser el único amor de ella. Cuando se va produciendo la separación, el niño se enfrenta a nuevos intereses que la madre dirige hacia otros objetos o situaciones, lo que genera sentimientos de abandono y pérdida del amor, es decir, celos. Así el niño descubre el interés de su madre por su padre y ésto lo hace sentir excluido, a partir de allí sentirá dolor, temor, disgusto, angustia, etc.

Este proceso se conoce como Complejo de Edipo, en el cual quedarán desplegadas las tres posiciones del triángulo de los celos. El celoso, el celado y el tercero en discordia. La manera en que esta situación se atraviese en cuanto a modos e intensidades funcionará como patrón de próximas escenas de la vida. Así se repetirá esta modalidad a lo largo de los diferentes vínculos que el sujeto establezca. Y justamente esta situación edípica será parte de aquello inconsciente en la base de los celos. Los celos hacia el padre son trasladados también a hermanos y a otras actividades de la madre que no tengan que ver con el cuidado y el amor hacia el niño.

El Complejo de Edipo tiene la dificultad de presentar intereses en direcciones opuestas, amor hacia la madre y rivalidad hacia el padre, como así también amor hacia el padre y rivalidad hacia la madre. Además, aparecen celos de los padres hacia los hijos que representan su propio edipo, y se manifiestan en una rivalidad en la pareja en la lucha por el amor del hijo, o por sentirse excluidos del amor de su pareja por la presencia del hijo.

Lo que vuelve a la escena edípica un mar de pasiones.

Los celos pueden ser el resultado de una rabia narcisista por inseguridad en la rivalidad con el tercero en discordia, o por fantasías de ser abandonado por el ser querido y celado. También pueden aparecer en lo que se llaman celotipias, que se refieren a un tipo de funcionamiento psíquico asociado a patologías paranoides.

La emoción de los celos puede estar al servicio de sostenerse como personas amadas por el otro y por sí mismas, es decir, sostener el narcisismo, sería el caso de los celos llamados normales. O pueden producir estragos en el sujeto que lo lleven a un odio tan intenso que pueda desencadenar la mayor violencia dirigida hacia uno mismo o hacia los otros. Estos serían los llamados celos patológicos.

Los celosAsí como en el Complejo de Edipo confluyen distintas pasiones, en las situaciones de celos posteriores también aparecen representadas diferentes emociones. Desde temor por la pérdida del amor del ser amado, la rivalidad con el tercero, la falta de amor propio, como algo más inconsciente que corresponde con intereses inversos del Edipo, aquellos que se dirigen al padre del mismo sexo. Cuando, por ejemplo, el hijo varón busca el amor del padre y cela a la madre. Se trata entonces de deseos homosexuales sobre el tercero en discordia de la escena de celos. Esto se refiere a los intereses inconscientes que se dirigen a la persona del mismo sexo de la tríada. Así, el otro, el tercero, no sólo despierta inseguridad sino interés, y esto puede ser entendido desde el deseo.

Observamos en las escenas de celos el despliegue de una marea pasional que compromete al sujeto desde múltiples aspectos. Por ello son tan intensos, y cuando se dan de la mano de patologías más graves como los delirios celotípicos o personalidades paranoides, encontraremos los peores desenlaces. Desde establecer relaciones en permanente desconfianza con altos índices de agresividad y maltrato, hasta crímenes pasionales en los peores casos.

Consultorios en Nordelta y Belgrano: 4871-6634 / 156-272-2973
UBA matrícula 31906
Candidata de la Asociación Psicoanalítica Argentina
licbonelli@gmail.com / Ig: Lic.constanzabonelli

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